El personal en general la ha tomado con Pablo Casado por haber tenido una pequeña confusión, cosa que le puede ocurrir a cualquiera. Nosotros, sin ir más lejos, sufrimos una confusión similar hace tiempo: durante los primeros años de la democracia, cuando todavía estaba el pescado sin vender, pensamos que deberíamos apuntarnos a alguno de los partidos que iban resurgiendo o apareciendo por primera vez. Tan inocentes como Casado, fuimos en primer lugar a ver qué era aquello de la Unión de Centro Democrático, que nosotros siempre hemos sido de lo más moderado. Nos dijeron que había un mitin-fiesta en el cine Moderno, y allí nos encaminamos. Al entrar nos envolvió una música bastante modernilla, trufada de ritmos caribeños y chilenos, cosa que nos encantó porque demostraba que los de la UCD era gente que estaba al día. Antes de empezar el acto en sí, pudimos acercarnos a un ambigú que había montado en una esquina del local. Allí también nos dio la cosa buena impresión porque tenían bebidas poco habituales en Almería como caipiriñas y mojitos: desde luego, estos chicos parecían avanzados y alegres. Eso sí, nos mosqueó un poco que había banderitas cubanas para adornar las bebidas. No le dimos mucha importancia porque, al fin y al cabo, el mojito es cubano y así se lo ponían a Hemingway en La Bodeguita del Medio (en el Floridita tomaba daiquiris, pero de esos no había en esta fiesta). Más sorprendente era el aspecto en general de los asistentes, con abundancia de jerseys "a lo Marcelino Camacho" y alguna que otra "kufiya" palestina usada como bufanda. Pero, en fin, supusimos que sería un guiño al Frente Polisario, que estaba bien visto en España, y más después de la Marcha Verde. Lo que ya nos dejó someramente trastornados fue la decoración del escenario: una enorme foto de la Pasionaria, enmarcada por baderas republicanas, y rojas con la hoz y el martillo. De inmediato, aparecieron en escena los oradores, sonó la Internacional y todo el patio de butacas levantó el puño derecho y empezó a cantar: "Arriba, parias de la parias de la tierra, en pie famélica legión…". En ese momento empezamos a pensar que aquello no tenía pinta de ser un mitin de la UCD. Pero a ver quién se levantaba y se iba. Por eso entendemos el problemón del otro día de Pablo Casado; él no quería, pero una vez dentro no tuvo más remedio que quedarse a oír el Cara al sol, con la camisa nueva. Y recién planchá.

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