República de las Letras

España en el corazón

Nada, nada, te responden, España en el corazón, es decir, emoción, sentimiento, víscera: ningún argumento

Lo de Cataluña va para largo. Algunos estamos ya hartos de que sea el monotema de los programas sobre la actualidad política habiéndose sucedido hechos tan importantes en los procesos que se siguen en los tribunales contra políticos corruptos que fueron del PP o lo son todavía. Por ejemplo, que un jefe de la UDEF haya declarado que, efectivamente, Rajoy cobró -"indiciariamente", dice- sobresueldos en sobres, esto es, en negro, dinero ocultado a Hacienda: nada ha ocurrido; Rajoy no ha dimitido. Y es que tanto se ha hablado de la corrupción que ya ni le hacemos caso. ¿Qué nos roban? Que nos roben. "Mientras lo hagan los míos…", como decía aquel. Eso, y que Cataluña ocupa las portadas y los telediarios hasta aburrir. Por Cataluña hemos sacado la víscera que teníamos muy escondida desde el 23F del 81, esa vena nacionalista española al viejo estilo que tanto nos caracteriza y con la que, la verdad, nos sentimos muy bien. Aunque destile un tufillo cuasi franquista, pues hemos sido los que, por edad, nos educamos en aquellos años, los que hemos puesto las banderitas, hemos gritado "A por ellos", hemos despotricado de los catalanes -como si todos los catalanes fuesen independentistas- y hemos tildado de cobarde a Puigdemont por irse a Bruselas. Y cuando se nos pregunta que qué nos va o qué nos viene en lo de Cataluña, respondemos que Cataluña no se independiza porque no nos sale de los c…, que Cataluña se ha hecho con el sudor de los andaluces, que… mil razones de esta índole, pero ningún razonamiento lógico, ningún argumento congruente, ninguna idea bien pensada. ¿Y si ganan las elecciones?: otro 155, aseguran. Nada le vale al español, tan indignado con los catalanes como condescendiente con los corruptos que nos gobiernan. Y si le explicas que nada humano es eterno; que el Imperio Romano -por ejemplo- duró mil años, pero cayó en manos de hordas esteparias semisalvajes; que España es un ente nacional inventado, como los dioses y las religiones, por los que defienden intereses que no a todos nos importan ni a todos nos convienen; que nunca hubo unidad de España hasta los borbones; que hoy interesa esa unidad a la Unión Europea y a Estados Unidos, pero no por lo que creemos nosotros, sino porque conviene a sus intereses financieros y de geopolítica… Nada, nada, responden, España en el corazón, es decir, emoción, sentimiento, víscera. Ningún argumento. Y banderita.

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