Es lo que fue. Un espejismo, en el que ya es difícil ver algo más que aire caliente subiendo de la arena. Pero antes, y no hace tanto de eso y se levantó el estado de alarma, se anunció la apertura de las oficinas públicas. La nueva normalidad se iba a parecer mucho a la antigua, pero en más limpio con los camarero afanándose en desinfectar las mesas, y clientes diciendo que daba igual. Todos relajados.

Los trabajadores en ERTEs volvían a sus puestos de trabajo. Ya comentamos en esta columna el pasado lunes que, en Almería, más de la mitad, unos 13.000, ya había regresado. Lo peor quedaba atrás y el virus ¿recuerdan? no soportaría el calor. En ese aspecto le pasa como a mí. Tal vez algún rebrote en octubre, que coincidiría con la gripe de siempre ¡ay! el soloesunagripe que daño ha hecho!

Pero siempre hay un pero en España y si no, recordemos, ¿por qué en las crisis estamos inexorablemente en el grupo de países que peor lo tiene? Total, que hay rebrotes y la gente se ha dado cuenta. El uso de mascarillas se extiende también aquí, desde donde escribo, en nuestra costa donde el ser humano más cercano está a 30 metros. Y eso que ya eran habituales en Almería, en eso no se nos puede regañar.

Así llegamos a una pregunta algo inquietante (cómo en las películas de zombies) ¿Ocurre lo mismo en el mercado de trabajo? En Almería los datos, en el corto plazo, engañan, como los espejismos. Es verano y el fin de campaña, la interrupción de actividad de los fijos discontinuos, hace aumentar, siempre, las cifras de paro y, en paralelo disminuir los cotizantes a la Seguridad Social. No obstante, tenemos donde comparar. La serie desde 2009, nos dice que en el primer semestre del año baja el total de trabajadores en alta en Seguridad Social. Hasta ahí todo "normal" en nuestra economía. Ese inicio del verano de 2009 tenía, hasta ahora, el penoso honor de ser el período en el que más cayó el total de cotizantes, 12.747. Desde 2013 la cifra se situaba en torno a 7.000. Este año son 25.000. Sólo en los meses desde el inicio de la pandemia, entre febrero, último mes normal, y junio, este dato es de 24.700, frente a los 6.800 del año pasado. Y la diferencia no es por los ERTES -que siguen de alta en Seguridad Social- es de personas que han perdido sus empleos ¿Cuándo volverán? ¿Cuántos se les unirán al llegar el otoño?

Aceptemos los hechos, que es la mejor manera de hacer algo para cambiarlos, el final del túnel sanitario y laboral no está tan cerca. Ha existido un acelerón inicial, y tras él, la salida sigue lejos.

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