Esperanza en la gestión pública

"Será fatalidad, pero desde que llegó Pedro Sánchez a la Moncloa solo nos ocurren cosas dañinas"

En el profundo sur nos llega la luz de agosto con un sol, que, entre altas temperaturas, comenzará a declinar, que condicionará y determinará en nuestra memoria ese ambiente sureño de calor que no nos cura en conciencia nuestro pasado recordar. El hombre y la mujer no están sólo hechos de desesperación sino de fe y esperanza; no solo de muerte sino también del anhelo de vida; tampoco únicamente de soledad sino de momentos de comunión y amor.

Porque si prevaleciese la desesperación, todos nos dejaríamos morir o nos matarían, y eso no es de ninguna de las maneras. Por ello no nos dejamos arrastrar por la razón, al mantener esperanzas en este mundo en que vivimos. La Esperanza renace una y otra vez, cada día, en medio de tantas calamidades que nos acechan.

Pedro Sánchez, sin corbata, a pecho descubierto, y sus colaboradores, desde su Falcón y demás altozanos, deben pensar que la clase media y trabajadora no comemos, no vestimos, no viajamos, ni echamos gasolina al coche, no tenemos luz que pagar cada mes, etcétera, porque según él, "como con él no podemos estar mejor". Terminaremos famélicos y con los estertores de ultratumba.

Vivir de la sopa boba, es decir, a nuestra costa, tiene estas cuitas en la democracia populista. La culpa es de Botín, Galán, el PP y de quienes se salen del pensamiento único institucional de estilo "chavista". La eterna y rancia demagogia de la izquierda marxista española de rechazo de la honestidad política y de echar la culpa al prójimo. Será fatalidad, pero desde que llegó Pedro Sánchez a la Moncloa sólo nos ocurren cosas dañinas.

El Consejo de ministros, sin corbata y sin pasión para aliviar los sudores, tendrán en cuenta los dramáticos incendios que asolan España, el escaso remanente de agua en nuestros "franquistas" pantanos y las amenazas de inundaciones y otros estragos proclamados por nuestro presidente derivados del "cambio climático".

A ver si el Gobierno, en vez de pensar en ganar las elecciones y pactar con anti constitucionalistas, elabora un plan nacional consensuado con las fuerzas democráticas que aman y respetan a todos los españoles y técnicos independientes, no estómagos agradecidos, de los distintos sectores, que afronten eficazmente para los ciudadanos y el territorio español los efectos catastróficos que ya empezamos a tener y que nos lo recuerdan a todas las horas en las previsiones del tiempo con un diabólico color rojizo parecido al etéreo y evangélico Infierno. Paz y Bien.

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