R ECIÉN conocidos los datos de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre, el de la tercera ola y su consecuencia de cierres en nuestra provincia, podemos afirmar como en algunas campañas electorales, la esperanza vence al miedo. Almería (se que me repito), tiene en el último trimestre del año su mejor momento de creación de empleo. Esta vez, ha sido diferente. La pandemia está cuestionando todo aquello que dábamos por supuesto.

Pues bien, la tercera ola no ha pasado factura a nuestra provincia. Es más, nos convertimos en la provincia donde más crece el empleo en términos relativos al compararlo con el último trimestre del año pasado. En un 7,95% subió el total de ocupados. En estos tres meses, ya digo, esa cifra mejoró en 21.900 personas. El total se sitúa en 297.300. Y así, además, no sólo se habría recuperado todo el empleo perdido durante la pandemia, sino que en estos momentos existen más personas con empleo que en el primer trimestre de 2020. Como recordarán los últimos quince días de ese período fueron los primeros del confinamiento.

La tasa de paro se reduce hasta el 17,14% y es la menor de Andalucía. No puede, por otra parte, pensarse que esta reducción es debido a que aumente el número de inactivos, es decir, de aquellos que ni trabajan ni buscan empleo, porque esa cifra también se reduce. Los inactivos bajan en 9.100.

La ocupación ha crecido en todos los sectores, y si observamos los datos por género, hay 4.500 paradas menos que hombres desempleados. El desempleo femenino cayó en 13.000 y el masculino en 8.900.

Bien, parece que podemos celebrar que las medidas adoptadas para frenar la tercera ola en Almería no han paralizado la economía. ¿Se ha conseguido salvar salud y economía? Bueno, creo que si. La cuarta ola, por su parte, no parece que esté teniendo lugar. Por eso, tras este año, es preferible quedarse con la esperanza de que la vacunación y las medidas de reactivación nos permitan no ya eso de salvar el verano, sino lo que parece un poco más importante: salvar nuestras vidas, que no está mal, y evitar que tras el estío venga un otoño como el de 2020.

Los datos invitan a un optimismo prudente. Es posible que haya una recuperación rápida una vez superada la incertidumbre de cierres y contagios, pero urge estar atentos para detectar quienes no se benefician de esa recuperación, sus debilidades formativas para afrontar el empleo postcovid, y como facilitar el rápido empleo y, de paso, de calidad, a quienes lo han perdido, lo están buscando o regresan de los ERTES.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios