Esquiva suerte

Esquiva suerte / JUAN ANTONIO MUÑOZ MUÑOZ

La tríada de salud, dinero y amor, tan invocada, debe incluir la suerte. Tal vez porque, sin esta, sin la buena suerte, no sea posible reunir tan valiosos presentes. Ni siquiera uno solo. La suerte es razón de la salud cuando, sin que se haga nada para perderla, una aleatoria confabulación genética no resulte morbosa. El dinero puede, y debe, ser bien ganado, pero la suerte no es el efecto de un pelotazo, aunque a veces participe, sino de la disposición de las cosas a beneficio de quien tiene ganancia merecida. Y el amor tampoco escapa de la azarosa resolución de la suerte, si es que la media naranja -no es asunto de la prensa de la entrepierna, sino un mito clásico, de Platón- existe, primero, se deja encontrar, después, y mantiene su atractivo tiempo seguido. Se sostiene, además, que la suerte hay buscarla, no solo confiar en su visita bienhechora. De ahí que la lotería -de recompensa bien lejana por la estadística, pero hecha posible ante el por si acaso del azar- sea un modo de contar con participaciones de la suerte, siquiera sea para comprobar cuán esquiva es. Tan determinante influencia de la suerte lleva, en fin, a que desearla no sea poca cosa; sobre todo en estos bienintencionados primeros días del año. De modo que muy buena suerte.. / Antonio Montero Alcaide

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