Estela García, miniamlismo y épica

Estela García es una artista plástica almeriense que mantuvo su primer contacto con la fotografía en la Escuela de Imagen

Estela García es una artista plástica almeriense que mantuvo su primer contacto con la fotografía en la Escuela de Imagen de Almería (2001), junto al fotógrafo madrileño Carlos de Paz. Se define a sí misma como una hacedora de imágenes "ya que uso este medio para hablar y crear historias más íntimas que objetivas". Descubrió la fotografía gracias al sonido del arrastre de una película blanco y negro que salía de la cámara de una persona que ya no recuerda. "Me asombró -dice- la sensación del tiempo que quedaba ausente". A partir de ahí se interesó por lo más básico de este lenguaje y profundizó en el laboratorio blanco y negro y las técnicas antiguas: "Métodos que me permiten llevar a la reflexión todo aquello que quiero o necesito contar, son procesos lentos, durante los cuales, cualquier decisión o cambio afectan de manera irreversible en el resultado final de la imagen", aseguraba Estela García en una entrevista en MECA Mediterráneo Centro Artístico.

La trayectoria de Estela García ha sido ejemplar. Para completar sus estudios de fotografía se trasladó a Barcelona, al Institut d´estudis Fotografics de Catalunya (IEFC,2002), donde más tarde se especializó en técnicas antiguas y ensayo fotográfico, con Antonio Molinero; y Desnudo, con Manel Esclusa. Tomó clases en la Escuela de "Arterapia" ISPA, Barcelona 2007; y trabajó como profesora de fotografía en diferentes centros y, en el 2007, entró a formar parte del colectivo fotográfico KASUA, donde ha desarrollado trabajos de experimentación documental. Estela García presentó en MECA, dentro del marco expositivo PHotoESPAÑA 2020, su primer proyecto en formato digital, donde es la primera vez que no desarrolla una vivencia personal, plasmando fotografías externas a ella. Desarrollando un discurso a través de todo aquello que contempla cuando camina, cuando observa desde lejos y que puede reflexionar de una manera más objetiva. La muestra que expuso en MECA, partía del trato de la imagen, donde el minimalismo, aparentemente vacío de contenido, nos trasladaba a un universo poético donde la emoción se presenta como el hilo argumental y las pulsiones que se desatan en el revelado, ajustan el objetivo, parándolo las sombras, la interrelación que se erige entre los objetos y los seres, cobrando vida la imagen, para contarnos un momento concreto de una historia que sin duda podría ser la suya, la nuestra o la de la vida propia.

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