La tapia con sifón

Etiquetados confusos

Pretender comer naranjas, melones, uvas…todo el año es hacer oposiciones a que te engañen

La noticia ha saltado a todos los medios: COAG ha detectado en un supermercado Carrefour cajas de melón con la etiqueta "origen Brasil", mientras que en los lineales se informa al consumidor de un supuesto "origen España". Carrefour dice que se trata de un "error puntual en la cartelería de una tienda (…) y no se puede hablar de práctica generalizada". Seguramente es un error aislado, pero lo que sí está generalizado, y no sólo en Carrefour, es ocultar lo más posible el origen lejano de frutas y otros alimentos. Es normal encontrar en todo tipo de tiendas de marcas españolas de acreditadas procedencias como Villaconejos (melones), Navarra (espárragos), etc. pero que en realidad proceden de países remotos como es el caso que nos ocupa hoy; o el de los espárragos de Perú, las ciruelas de Chile o las uvas de Argentina. No es fraude si ponen el origen en la etiqueta aunque sea en letra ínfima, pero es una práctica engañosa para el consumidor poco avisado. Si no ponen nada, como en las etiquetas de los famosos melones Bollo o en las cajas de frutas a granel, el engaño ya sí bordea el fraude, no sé lo considera así la ley.

De todas formas, el consumidor tiene su parte de culpa. Pretender comer naranjas, melones, uvas, espárragos…todo el año es hacer oposiciones a que te engañen. Antes, hasta los dichos populares -de higos a brevas, de uvas a peras- reflejaban que unas frutas se acababan y empezaban otras. Ocurrir algo de uvas a peras quiere decir que pasan muchos meses. Hoy ha aumentado la ignorancia y la comodidad… o nos importa un pepino (chino, por ejemplo) la huella de carbono, la explotación de poblaciones indígenas de zonas pobres y otras "tonterías" de los ecologistas. Sin contar con los perjuicios económicos a nuestros productores y a la economía del país en general. Los melones y sandías de Almería (y zonas colindantes de las costas de Murcia y Granada) están empezando a salir al mercado y se encuentran con una competencia desleal. En la hostelería local tampoco hay mucha colaboración. A ver si mejora la situación con el Plan Anfitriones de la Diputación de apoyo al consumo de productos locales en bares y restaurantes. Siempre me ha llamado la atención que, en la capital, sean dos restaurantes de cocina no almeriense los que mejor y más abundantemente tratan las verduras locales. Pero esa es materia para otra columna

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