Exabruptos ante la ley

Porque ¿cuántos de los que soltaron las respuestas más virulentas contra la ley habían leído siquiera el preámbulo?

Allá por 2014 publiqué en este mismo periódico un artículo que titulé "A bote pronto". Criticaba esa actitud de tantos personajes públicos, políticos o no, que ante algún tipo de noticia que puede ser algo conflictiva, se lanzan rápidamente a la yugular de quien la protagoniza, o responde con el mismo talante a todo tipo de críticos. Me preguntaba yo cuál fuera la causa de esas respuestas apresuradas, y los envidiaba por si la razón de esa rapidez mental o de su preparación era algo de lo que yo carecía. Sin embargo, estos días he podido comprobar que a lo mejor yo también poseo algo similar porque también he respondido con la misma dureza, si bien a nivel estrictamente personal y en la intimidad, a ciertas consecuencias de la famosa ley "solo sí es sí" que han aparecido en los medios. Se trata de una reacción compartida por tantos y tantos, que piden de inmediato la derogación o la reforma de la ley y, de paso, la dimisión de la ministra de igualdad y hasta la del presidente del gobierno. Creo que esta manera de proceder es un error manifiesto. No se puede, no se debe reaccionar de esa manera, basándose en datos absolutamente parciales y, las más de las veces, interesados. Pediría mesura y mayor sensatez antes de divulgar sus opiniones. Lo mínimo que exigiría es un conocimiento más completo, aun cuando sea superficial, de aquello sobre lo que se está hablando.

Porque ¿cuántos de los que soltaron las respuestas más virulentas contra la ley habían leído siquiera el preámbulo? Algunos resultados publicados sobre la disminución de penas, incluso excarcelaciones, fueron el detonante al tomarlos como base para una descalificación total. Estos días, tras una oportuna reflexión, la fiscalía empieza a dar instrucciones sobre la posible disminución de penas, que en modo alguno consideran automática. Y veremos qué dice el Supremo cuando se pronuncie. Quizá ese sea el momento de juzgar la validez de ese aspecto de la ley, las penas, en las que se han centrado los ataques. Por favor, calma. Puede que la ley no sea la panacea, pero tampoco una chapuza. Y no deja de ser una boutade decir que todos los jueces son machistas, o que a estas horas estarán saliendo a chorros los violadores de las cárceles. O, haciendo proyecciones futuras, soltar esa bobada (no quiero calificarla como realmente pienso) como la de un otro político que dice que esa ley "tendrá un efecto llamada para los violadores". ¿Tendrá alguna vez la cabeza sobre los hombros?

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