La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Éxito y desnudo de Sánchez

Pactar con Bildu, que pudo ser al principio una necesidad táctica, ahora responde a una estrategia para el futuro

Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco veces o veinte durante la entrevista, con Bildu no vamos a pactar". Palabra de Pedro Sánchez cuando era candidato. Quizás quiso decir: sólo pactaré cinco veces o veinte. La primera lo hizo como con vergüenza. Recuerden el ambiente fúnebre y las caras de circunstancias de Adriana Lastra y Rafael Simancas en aquel pacto inicial con los herederos políticos de ETA.

Ahora pacta con Bildu desde algo parecido a la desvergüenza. Desacomplejado y y desahogado. Asumiendo de frente que lo que al principio pudo ser una finta táctica obligada por la cerrazón de la derecha que habría hecho imposible la gobernabilidad de España es ahora un designio estratégico irrenunciable por ineludible: la construcción de una mayoría -bloque de progreso lo llaman- que asegure una legislatura más, como mínimo, de Sánchez en la Moncloa. A costa de lo que sea.

A costa, por ejemplo, de la Guardia Civil de Tráfico, uno de los colectivos más estimados por los ciudadanos. A ver, transferir las competencias sobre tráfico a la policía foral navarra es constitucional y estatutario, pero ¿hay que hacerlo al mismo tiempo que se aprueban los Presupuestos del Estado gracias al apoyo de quienes exigen la transferencia? ¿Hay que negociarlo con un partido saltando por encima de las instituciones encargadas de pactarla, que son el Gobierno de España y el Gobierno de Navarra? ¿No es repulsivo que se retire de Navarra a una parte de la Guardia Civil por la presión de un grupo de diputados que nunca ha condenado los crímenes cometidos por ETA que costaron la vida a tantos guardias civiles y cuyo jefe de filas cumplió condena por apología del terrorismo? ¿Existe un deber de memoria para las víctimas lejanas de la tiranía franquista y no para las víctimas del terror de hace diez años?

Pedro Sánchez, que ha tenido un éxito enorme con sus terceros presupuestos, aprobados con más apoyos que su propia investidura, se ha empezado a desnudar al dar las gracias a esta compañía de independentistas/chantajistas. Y lo ha desnudado del todo Arnaldo Otegi, en plan confesión descarnada y brutal: la paradoja es que la continuidad del Gobierno de España depende de los independentistas de izquierdas que queremos separarnos de España.

Se ha montado un circo. Literalmente: Bildu también arrancó en la negociación presupuestaria 250.000 euros para promocionar el circo en euskera. Fantástico.

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