Carta del Director/Luz de cobre

Falcones en Diario de los Libros

Los libros de Falcones te seducen hasta extremos quijotescos, en los que puedes confundir realidad y ficción

ILDEFONSO Falcones, autor de La Catedral del Mar y Los Herederos de la Tierra, entre otros aclamados títulos, ha pasado esta semana por Diario de Los Libros, la apuesta de Diario de Almería con la que pretendemos cada trimestre, cada dos meses si fuera posible, traer a esta provincia a los mejores escritores del panorama nacional e internacional para que nos presenten sus obras y nos hablen de Literatura. Una posibilidad, pienso que única, para intercambiar ideas, en la que conozcamos de primera mano a aquellos que nos sumergen y nos trasladan a otros mundos, a otros escenarios, a otras épocas. Queremos aportar a la ciudad, y esperamos conseguirlo con su apoyo, un foro literario, un espacio en el que la cultura de los libros lo inunde todo.

La presencia de Falcones ha supuesto un paso más en esa apuesta de la que en alguna ocasión les he hablado. Un periódico, además de poner en la calle cada día los hechos que acontecen en la ciudad, la provincia, la región o el país, es un intento por participar en la vida de aquellos a los que se dirige. El autor de La Catedral del Mar no defraudó a sus seguidores, que son legión. Con el libro llevado a la pequeña pantalla en ocho capítulos, fueron muchos los que acudieron a la cita en el Teatro Apolo para deleitarse de una obra que ya leyeron y que ahora, en Los Herederos de la Tierra, tratan de buscar la misma complicidad. Una continuación con matices del primero. Pero incluye sólo algunos guiños e inserta nuevos personajes y se sumerge en el mundo del vino, sin olvidar el ansia de libertad, el sufrimiento que la vida siempre lleva aparejado y el triunfo de la razón, de la constancia y del trabajo. Sueños que cualquiera de nosotros hoy, siete siglos después, mantenemos como prioritarios y vivos, en la construcción de nosotros como personas y de las ciudades y sus pueblos como forma perdurable de vida.

Las novelas de Falcones logran sumergirte en la historia. Te trasladan a mundos que desconocemos, pero en los que la lucha por la supervivencia, como en la actualidad, es el eje sobre el que se mueve la vida.

Leyendo sus libros cada día entiendo más a Don quijote de la Mancha y su locura sobrevenida por la constante lectura de ejemplares de caballería, tan habituales en el siglo XVI. Cuando te zambulles de lleno en sus obras hay algo que te impide cesar en la lectura. El afán de continuar para conocer el desenlace de la historia es como un imán que te atrapa. Un lazo que te une a los protagonistas y llegas a sufrir las desdichas, a ser feliz con sus alegrías o a temer lo peor en caso de desenlaces, digamos que no deseados. Y es ahí donde, bajo mi punto de vista, radica el éxito de un libro: en la capacidad que tiene de seducirte hasta extremos quijotescos, en los que si te descuidas caminas al excelso abismo de confundir la realidad con la ficción.

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