Faltas, aún justificadas

Extinguir el contrato de trabajo por acumular ausencias aún justificadas ya estaba antes de 2012

Los datos de paro de enero reflejaban, otra vez, una ralentización en el descenso del desempleo. Para no abonarnos a las teorías dramáticas, se debe en parte al crecimiento de la población activa, quienes se incorporan al mercado de trabajo o a la búsqueda de empleo. En muchos casos saltan desde la inactividad, eso de me quedo en mi casa porque no voy a encontrar un trabajo visto como está todo, a la confianza en obtenerlo. En épocas de crisis, las cifras de paro no reflejan totalmente la realidad porque hay quien abandona la búsqueda de empleo, desanimado. Y, por el contrario, en la recuperación no recogen la magnitud de esta se recoge menos en las cifras porque aquellos desanimados regresan a la búsqueda de empleo.

Vale, pero estando así las cosas, no se debería inquietar, por ejemplo, a las pequeñas empresas con continuos anuncios de cambios en la legislación laboral, que después se enredan en opiniones y contraopiniones.

Parece abandonada ya la idea de derogamos la reforma laboral entera. ¿Pero que iba Usted a derogar, señor mío, si se trataba de modificaciones de párrafos, artículos, incluso en un caso de despido cambiar una y por una o? Más realista es modificar los aspectos más lesivos. Y aquí, así somos, cada uno tiene una lista de lo que considera lesivo. No obstante, la nave va y creo que este martes el Gobierno hace su primera derogación. La fácil. La percepción social, vistas las noticias, es que los empresarios pueden aprovechar que estás enfermo para mandarte a la calle. Prudencia. La posibilidad de extinguir el contrato de trabajo por acumular una serie de ausencias aún justificadas ya estaba antes de 2012. Lo que hizo el Gobierno Rajoy es ponerlo más fácil. Si se producían faltas intermitentes aun justificadas que alcancen el 20% de las jornadas en dos meses consecutivos y algún requisito más, el empresario podría despedir. No es que estuvieras directamente en la calle, es que podría hacerlo. No contabilizaba el tratamiento por cáncer, las ausencias por violencia de género y una lista de otras también importantes. No han sido muchos los casos, y además se cuenta con el viento favorable de la opinión social. El Gobierno lo va a suprimir pero sin volver a lo que había antes ni relegislar. No me negaran que quitar y ya está es más fácil que liarte a intentar una norma. Y aquí surge el problema. Los empresarios le piden al Gobierno que, entonces, los siete primeros días de baja, los pague la Seguridad Social, que ya saben ustedes como anda de mal de fondos. Y esta es la medida sencilla, ya verán cuando lleguen otras.

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