Feliz Navidad y próspero año nuevo

Es una lástima que se expliquen contenidos tan pobres en las clases de Religión católica. Para eso, mejor ninguna

He podido leer estos días cómo hay quien se ofende por la escucha de la expresión de buenos deseos cuando no son formulados en el modo y manera que ese receptor espera. Hay quien ha nacido con un pellejo tan fino que no cabe en sí, ni de gozo ni de desagrado. Se critica, al mismo tiempo, la visita al Papa de una ministra comunista "porque lo hace para captar voto católico", que un "Felices fiestas" de un presidente socialista en fechas navideñas ¿porque no respeta a los católicos … y no necesita su voto?

Sinceramente, hemos confundido la capacidad crítica con soltar obviedades o memeces que sólo contribuyen a un atolondramiento colectivo, muchas veces ataviado con un amable jijí-jajá, que no aporta sino conflicto irracional a la convivencia. Y este atolondramiento es tanto de diestros (aunque no lo sean todos) como de siniestros (aunque lo sean más de uno). Es divertidísimo escuchar cómo, desde un distanciamiento del sentimiento religioso, se invoca al solsticio de invierno para tomar conciencia de este momento del año. Sí, sí: estupendo que sepamos que cada cultura construye sobre la anterior; casi siempre tapando lo que significó aquélla, e imponiéndose desde directrices políticas que revelan un acuerdo tácito entre las élites de uno y otro poder.

Pero he aquí que, en este caso, se trata de una historia que, localizada en un poblado de la vieja Palestina, se hace realidad cada día en nuestras vidas: allí nació un chiquillo al socaire de una cueva (imagino, pues el viento siempre es molesto), recibiendo el calor de las bestias que allí descansaran, después de no encontrar posada que los acogiera con aquella mujer a punto de parir. ¿Acaso esta imagen es menos evocadora y actual que exigir al personal un acto de intelectualidad que haga interiorizar la gran profundidad (entiéndaseme el sarcasmo) del hecho de nuestra máxima distancia al astro rey, y de ahí el frío de la leche que vamos a pasar en los tres próximos meses?

Un gran maestro del agnosticismo, cuando tomó posesión de su despacho de alcaldía, fue preguntado si no iba a retirar el crucifijo que copresidía el lugar. El ya viejo profesor contestó, mirando la foto del joven Borbón, que "¿por qué he de retirar al crucificado y no a éste? ¡Al menos aquél dio su vida por los demás!" Pues eso, que es una lástima que se expliquen contenidos tan pobres en las clases de Religión católica. Para eso, mejor ninguna.

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