Feminismo e ideología

Sabemos que la liberación de la mujer se produjo a pesar de los obstáculos que los conservadores interponían

Cuando una idea tiene éxito y desborda el anterior marco de aceptación, surgen quienes intentan adaptarla con aparente naturalidad a entramados conceptuales a los que antes era completamente ajena. Y cuando estas ideas pertenecen al ámbito socio-político, entonces se disimula la oposición anterior diciendo que esa es una idea transversal, que no pertenece a ninguna ideología, que es de todos. Lo estamos viendo en estos días después de la asistencia multitudinaria a las manifestaciones pro igualdad de las mujeres. Para conseguir la asimilación han tenido que hacer las más extrañas contorsiones porque sus planteamientos previos la rechazaban con mayor o menor virulencia, o simplemente con expresiones de menosprecio. Y donde antes brillaba el desdén ahora brillan los abrazos. Ahora resulta que el feminismo ya no es una cuestión de "tres locas", sino que se trata de algo tan de sentido común que es una idea trasversal. Todo por no reconocer que, históricamente, el feminismo ha sido una cuestión ideológica, y que, caso de estar ligada a alguna tendencia, ha sido al pensamiento progresista, de izquierdas, y denostada por el conservadurismo, que, reconózcase, ha estado ligado al pensamiento llamado de derechas. La estructura patriarcal de la sociedad (y no hay que alejarse a los tiempos de las sufragistas) ha estado incardinada en el mundo de la tradición, que procuró evitar con todas sus fuerzas la liberación de la mujer. Sabemos que la liberación se produjo muy a pesar de aquellos obstáculos que los conservadores interponían una y otra vez. Por eso resulta curioso que, tras el éxito de la convocatoria, algunos dirigentes de Ciudadanos quieran convertirse en los adalides de la lucha feminista. Bienvenidos, en todo caso, a compartir una idea propia de la izquierda. No se preocupen, que no contamina. Pero hay un abismo desde aceptarla a liderar ese movimiento. Y me queda aún por decir que no me extrañaría nada que, a pesar de la especie de entusiasmo (más o menos fingido) que muestran, colocándose lazos lila en la pechera, empiecen a poner obstáculos en forma de negligencias u omisiones, para evitar que la igualdad sea una realidad. El machismo está tan entreverado en nuestros intestinos que la convicción racional más o menos profunda que hayamos llegado a tener siempre se verá obstaculizada de manera quizá inconsciente. Si bajamos la guardia, el éxito del 8M solo será una raya en el agua.

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