Un año más, la Feria de Almería no se celebrará. Bueno, no se celebrará para unos pocos. Para la muchachada, vaya. No obstante, como si del mismo experimento mental paradójico que realizase Erwin Schrödinger en 1935, los almerienses este 2021 tenemos feria y no tenemos feria a la vez.

Porque sí, resulta paradójico ese concepto de la "no feria", cuando la feria taurina se va a seguir celebrando, cuando los eventos religiosos se están celebrando y también va a haber feria de la noche con sus cacharricos, sus chaticos de vino en Los Maños o sus Hamburguesas Uranga. Eso sí, sin casetas, ni música. Todo un alivio para los vecinos del barrio de La Goleta, sin duda, que llevan años reivindicando más control sobre la contaminación acústica que produce la feria de la noche.

Está clarísimo que aún seguimos en medio de una pandemia mundial. Los datos que arroja la Consejería de Sanidad sobre nuestra Comunidad Autónoma son esperanzadores, no obstante, no hay que bajar la guardia pues el virus sigue ahí y, aunque los contagios vayan descendiendo cada día, la variante delta, la más presente ahora en Andalucía, puede revertir la situación de pocos contagios.

Sin embargo… Sí, ahora viene un 'pero'. Queda un poco bastante feo culpar de todo el repunte que hemos experimentado durante el inicio de esta quinta ola exclusivamente a la juventud. Y para castigarlos los dejamos sin feria. Pero oye, si quieres celebrar la feria siempre puedes acudir a ver cómo torturan hasta la muerte a un animal (o seis), cada tarde, en la Plaza de Toros de la capital. O ir a una Iglesia a rezarle a Dios que todo esto acabe pronto.

La incongruencia con la que se determinan y se deciden determinadas medidas a tomar para salir de la situación es, cuanto menos, curiosa. ¿Acaso no se agolpan las personas a las entradas y salidas de la plaza de toros? Que una es vecina del barrio y tiene ojos, no pueden negar la evidencia. O, acaso, ¿no están los feligreses en un espacio cerrado codo con codo escuchando una misa? ¿No continuamos con las playas llenas y las terrazas a reventar día tras día? ¿Qué diferencia, entonces, que haya casetas al aire libre con una corrida de toros, en una plaza y al aire libre también? Imagino que será tanto la edad como el poder adquisitivo y el lobby que promueve una actividad u otra. De momento nosotros apelamos a la responsabilidad pero también al sentido común, no sólo del ciudadano, también de la administración.

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