Desaladora de Villaricos, doce años esperando obras
Fideuá indálica
Propuesta con sabores almerienses para una versión de la fideuá alicantina. Lo primero, los ingredientes: cambiar los calamares por nuestra sabrosa pota negra, usar gamba blanca de aquí (la roja es más intensa pero a cambio, la pota es más potente que el calamar), almejas almerienses (los demás las llaman chirlas) y nuestros fideos entrefinos de toda la vida, esos que ahora les dicen “del número 4”. Hay que hacer el sofrito con aceite virgen almeriense, que los tenemos divinos. Y agua del grifo, fundamental para nuestros guisos marineros; el pimentón, el caldo quemao o los fideos con pintarroja no salen igual con aguas finas. Cantidades para dos raciones: una pota negra pequeñica, doce gambas blancas, un puñaíllo de almejas y 100 g de fideos. Vamos al curro, cocinillas: en dos o tres cucharadas de AOVE pochar la pota entera un par de minutos, escurrirla y reservarla. En el aceite restante saltear las gambas, escurrirlas, pelarlas y hacer un caldo con las cabezas y las cáscaras. Abrir las almejas en otra sartén tapada, con un poco de vino blanco; colar el caldo y añadirlo al de las gambas. En el aceite de la primera sartén, dorar un ajo picado y unas hebras de azafrán, añadir media cucharadita de pimentón y, para que no se queme, añadir de inmediato 100-120 g de tomate triturado (si es raf maduro, sería la leche), bajar el fuego, salpimentar y dejar que el tomate se haga mermelada. Pasar este sofrito a una paila o sartén amplia, rehogar los fideos y echar el caldo. Cuando los fideos estén a punto, distribuir por la superficie las colas de gamba, las almejas (mejor sin cáscara) y la pota troceada. Apartar, reposar dos minutos y servir. Acompañar con una ensalada del mejor tomate almeriense que haya en ese tiempo, con sal de Cabo de Gata y un AOVE nuestro, que tenemos donde elegir. Los que lo prefieran más suave tienen arbequinos excelentes en Canjáyar, Tabernas o Pulpí. Picuales más potentes en prácticamente todas las comarcas de la provincia. Los de mezcla más especiales (“coupages” dicen los francófonos y los “fisnos”) los tenemos en Uleila y Tabernas. También tenemos algunos vinos blancos secos y sabrosos. Y si quieren darse un lujo, aunque nos salgamos de la provincia, mérquense un champán rosé brut, que es un vino va divino con los arroces y fideos, tanto marineros como cárnicos.
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