Filipinas, el olvido y el relato político

La campaña se ha hecho, sin el candidato, pues su imagen, irremediablemente, trae el recuerdo de la de sus padres

Dicen que fue con el presidente Nixon con quien comenzó una nueva forma de llegar a los electores, de conectar con ellos, a través no solo de comunicar sino también de contar historias, relatos, con capacidad para conmover, generar confianza y mover voluntades. Es el llamado storytelling y no ha hecho más que ir perfeccionándose, década tras década, favorecido por el desarrollo de las redes sociales. Pues bien, el otro día me encontré con el resultado de unas elecciones que, sin duda, serán estudiadas en las facultades de Ciencias Políticas del mundo como ejemplo de éxito rotundo. Hablo de las últimas elecciones presidenciales en Filipinas en las que Ferdinand "Bongbong" Marcos Jr, el hijo de quien fuera dictador de ese país durante 20 años, Ferdinand Marcos, y sobre el que, con tan solo ir a la Wikipedia, conoces cosas como esta: "Aunque, inicialmente, Marcos, con ayuda de su esposa, se presentó como un «héroe popular», que representaba la esperanza de Filipinas, una vez que alcanzó el poder, él y su esposa (Imelda Marcos) se convirtieron en una auténtica asociación, cuyo objetivo fue acrecentar su propio poder cada vez más a la par que malversaban fondos públicos, creando una vasta fortuna multimillonaria y sosteniendo un régimen autoritario, populista, demagógico y represivo contra sus opositores. La ONG Transparency International ha calculado que el clan Marcos amasó ilegalmente una fortuna de entre 5000 y 10000 millones de dólares durante los años en los que se mantuvo en el poder", ese hombre, ha obtenido una victoria aplastante e histórica. Y lo primero que se puede pensar es que este hijo hubiera renegado de cuanto hicieran sus padres, pero una vez se indaga más en esta historia se encuentra información que apunta a que no hay distancia entre el flamante ganador y sus progenitores. ¿Y que ha habido entonces?, pues un relato más que edulcorado sobre aquella dictadura relatado excepcionalmente unido a la perfecta identificación, y desleal utilización, de varias circunstancias que bien se pueden reconocer en nuestro país: La polarización existente en la sociedad, un buen porcentaje de votantes que, por su edad, no vivieron aquella dictadura y una, como mínimo, deficiente transmisión objetiva a esas nuevas generaciones de la historia de su país. Y, así, lo imposible bajo luces de otra época se convirtió en posible con los focos del relato y las redes sociales. Dicen que la campaña se ha hecho, prácticamente, sin el candidato, pues su imagen, irremediablemente, trae el recuerdo de la de sus padres, y que el, otrora indispensable, programa político concreto ha sido sustituido por "un ambiguo mensaje de unidad nacional" tan hueco que en él cabía toda interpretación. Nueva forma de hacer política le dicen, productos de grandes profesionales del marketing me parecen.

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