Filosofía en los bares

Y no vale la medalla del agradecimiento; la gente quiere la de la continuidad. Que vuelva al timón de lo taurinoTiene usted razón en la razón que tiene cuando me da la razón sobre la razón que ya tenía yo antes

Yo soy partidario del constructivismo y del determinismo lógico ya que construyo y determino de forma lógica. Esto es lo máximo que sé de filosofía. Y no voy más allá. He ido poco más allá en pocas cosas y por eso no practico la metaliteratura, la metafilosofía o la metapolítica. De esto creo que iba la charla que hubo este finde en la Carboneras literaria. Yo soy más del pan, pan y el vino, vino. Y se fue. Me resultó simpático como un tal Escudero daba martillazos a una tabla encima de una mesa de cristal de sólo un centímetro de grosor y algo más de dos metros de largo que flexionaba peligrosamente ante el estupor de la audiencia, que temía su rotura. No teman, soy ingeniero de materiales y aún no ha llegado a su límite de elasticidad, debí haber dicho pero voto a bríos que podía haber llegado y traspasado, hasta su límite de rotura. Es lo que se dice transmitir la filosofía como sea, a martillazos, si se tercia. También estuvo bien la metáfora del mundo, las ideas, la política y la metapolítica como una bola de cristal en una bolsa llena de bolas de cristal que se dejan caer al suelo y rebotan, cada vez llegando menos alto, hasta subir apenas un centímetro y hasta pararse, estáticamente en suelo y girar con la gran bola que da vueltas sobre sí misma y alrededor del sol y rota, hacia un lado y hacia otro, con sus solsticios y sus equinoccios. Entendí que nadie entendió nada salvo lo que quiso entender cada uno, efectivamente, eso mismo que pensaba ya antes. Si ya lo pensaba para que es necesario que se lo digan. Es lo que discutíamos en el bar al final. Para que dar tu opinión política o metapolítica en un artículo de opinión si cada uno tenemos ya una opinión (sobre el valle de los caídos, Casado, Corina, el avión del presidente o la madre que los parió) y nadie nos la va a cambiar. Sólo nos vamos a refocilar en el artículo como un gorrino en su barro diferente al de los demás. Tiene usted razón en la razón que tiene cuando me da la razón sobre la razón que ya tenía yo antes. Como Quijano o Quesada, que de tantas razones la perdió y sólo la encontró antes de morir, ya sin su yelmo, ni siquiera sin su bacía, vacía, tirada en el suelo, donde están todos los libros de caballerías, bacía o yelmo metálico y no de de algún material polimérico que no llegué a identificar, aunque ya les dije soy titulado en ingeniería de materiales y sólo sé que sé algunas cosas.

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