Filósofos refugiados

Almeria ha sido tierra de filósofos refugiados. Y eso sirvió para tejer ciertos hilos del origen de la filosofía española

Historicamente Almería ha sido tierra de refugio para la filosofía. Y no solo desde el punto de vista cultural sino también desde el político. Y con esto me refiero al exilio. Existen datos corroborados que demuestran que algunos filósofos llegaron aquí para salvar su vida. Por ejemplo, Maimónides, médico, teólogo, y gemólogo judío, fue uno de ellos. En 1148 los almohades tomaron la ciudad de Córdoba y aplicaron la ley Sharia. Maimonides, se vio obligado a huir con toda su familia para escapar de una muerte segura por su condición de rabino judío y por su faceta de librepensador. En Almeria estuvo 9 años, hasta que se fue a Fez. En esta ciudad desarrollo algunas de sus ideas. Afirmaba poder demostrar la existencia de Dios desde presupuestos aristotélicos. Por otro lado también estuvo en Almería Averroes, médico. Este era un musulmán de Córdoba que había hecho algunos comentarios contrarios al Corán y que, por ello, puso en peligro su vida. Pasó por Almeria antes de llegar a Marrakech. Según testimonios de Martínez Soler y los textos de A.J. Heschel, con toda seguridad Maimónides fue quién dio cobijo en su casa a Averroes, y a otros librepensadores también en condición de refugiados. No le importó acoger a musulmanes siendo judío. En ese lugar mantuvieron reuniones donde fluía el debate filosófico. Ambos aportaron conocimientos a la cultura almeriense de ese momento, bañada por la escuela de sufismo de Pechina de Al Ruyani. Averroes estudiaba entonces cómo se producía el conocimiento humano. Fue el inventor de la teoría de la Doble Verdad, que dice que tanto los razonamientos como las revelaciones pueden ser ciertos simultáneamente a pesar de ser contradictorios entre sí. Todo esto sirvió al estudioso Asín Palacios para investigar y situar el origen de la filosofía española en Almería, en los siglos X y XI. Bajo esta óptica Gershom Scholem afirmó que la materia espiritual de castilla (mística) procedía primero de Alejandría, después del Evangelio de San Juan, y finalmente del pensamiento Almeriense, puente marítimo entre culturas. Habida cuenta de lo dicho, hay que reconocer el alto valor para España de lo acontecido en el terreno filosófico en Almería. Ya lo insinuó Gustavo Bueno cuando visito esta tierra hace años. Los orígenes de la identidad de nuestra filosofía llevan la impronta almeriense, es decir su carácter más visible.

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