Filósofos contra sofistas

La filosofía está ausente de la política en España, y además los pocos filósofos que hay en las cortes no ejercen como filósofos

Disfrutando de la obra de Aristófanes, Las Nubes, se desgrana en el paladar una serie de ideas del todo apetitosas, sobre todo ahora que hemos pasado por otro ejercicio electoral. Como ateniense conservador que era, encontraba en la sofística un peligro y con eso se refería a la engañosa oratoria de Protágoras, Gorgias, Hipias, y etc. Ese peligro estaba en la capacidad de convencer con el discurso sin ambiciones de verdad. No por nada, siempre se ha considerado a un sofista el enemigo mortal de un filósofo. Y esta confrontación ha perdurado incluso hasta el presente. Como sabemos la clase política española está plagada de sofistas. Son tantos que al no tener filósofos que los contradigan han optado por combatir entre ellos y hacer de la política un reality show con una gran audiencia. Y hacia ahí es a dónde va esta argumentación: hacia los filósofos actuales. Suelo quejarme bastante de la ausencia de filósofos en la política española, sobre todo teniendo en cuenta la amplia tradición histórica en ese sentido. Unamuno, Ortega y Gasset, Salmerón, entre otros, eran diputados del congreso. Salmerón fue presidente de la I República. Sin embargo en la filosofía española actual los vericuetos de las cortes generales no son de interés para los filósofos. Por eso, salvo algunas excepciones, no hay quienes ataquen a los sofistas. Pero ¿y esas excepciones? ¿Los atacan? Haciendo un acto de sinceridad, no sé realmente cuál es la función los pocos filósofos que hay en la política. Nunca los vi haciendo discursos sobre cultura; nunca los vi defendiendo a la asignatura de filosofía cuando peligraba; nunca crearon nuevos paradigmas ni levantaron al pueblo contra el poder en tiempos de crisis. ¿Qué hacen allí? No hacen ruido ni en la Ekklesia ni en el Ágora. El filósofo tiene una responsabilidad intelectual de la que no puede desligarse por los intereses de su partido. Sin embargo, tanto en el congreso como en el senado, el mutismo impera en este pequeño grupo que hoy por hoy considero más de sofistas que de filósofos. Serían sofistas por omisión de palabra y obra, por omisión de empatía hacia el pueblo, por omisión de compromiso hacia la transformación de la sociedad. Habida cuenta de lo dicho, en España no tenemos a ningún filósofo que se oponga a los sofistas, por lo que la obra de Aristófanes, Las Nubes, está más vigente que nunca. Eso creo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios