Foto en Cibeles

La manifestación antigubernamental de hoy abre un periodo electoral de todos contra todos

El tren del Estado se detiene esta mañana en la estación de Cibeles. Es un convoy que marcha sin consenso, porque los dos maquinistas que tienen la doble llave de la moderación y el diálogo han roto relaciones y reprochan al adversario los desmanes de sus socios. Ya sea por Vox con el aborto en Castilla y León, ya sea por Podemos con la Ley Sólo sí es sí, PSOE y PP siempre encuentran asuntos con los que sobreactuar con presuntos abusos del otro. Se acepta como normal que uno de los dos, según el caso, ponga en cuestión los derechos políticos del ejecutivo, de una parte del legislativo o del poder judicial.

Hoy se pasa del acoso institucional a una foto en Cibeles de asociaciones antigubernamentales, entre las que destaca la derecha radical. Vox se apuntó desde el principio a una concentración de su cuerda. PP y los restos de Ciudadanos no han dicho esta boca es mía hasta última hora. Los populares mandan una delegación de tercer nivel, sin Feijóo, ni Gamarra, ni Ayuso siquiera.

Hay que reconocer que toda la derecha y una parte del electorado moderado pone en entredicho iniciativas del Gobierno como el indulto a los líderes del procés, la eliminación del delito de sedición, la rebaja de la malversación, la ley trans o la del Sólo sí es sí. Los convocantes también denuncian trato vejatorio a los hablantes del idioma español en determinadas comunidades autónomas. Y alguna organización realiza incluso advertencias, típicamente trumpistas, contra la legitimidad del resultado de las próximas elecciones. Ponen en duda la honradez tanto del recuento telemático de votos que hace Indra, como del voto postal a través de Correos. De ahí a decir que si las derechas pierden las elecciones es porque habrá fraude no hay más que un paso.

Este ruido conviene al PP, como la desmesura del vicepresidente de Castilla y León le viene como anillo al dedo al PSOE. Borja Sémper, portavoz popular, ha tenido una frase redonda: "Vox se ha convertido en un chollo para Sánchez". Sí. Y Podemos, ERC, Bildu y compañía son un chollo para Feijóo. Así, entre unos y otros tienen el Estado hecho unos zorros. El poder judicial está sometido a los partidos. En el CGPJ manda el PP y en el TC manda el PSOE. Francisco Longo sostiene que en este año electoral en la España de los bloques y el populismo, empieza a vislumbrarse que las peores zancadillas no deben esperarlas PP y PSOE del eterno rival, sino de sus queridos socios y compañeros de viaje, dispuestos a todo.

Se abre un período de ruido y furia, todos contra todos. Hoy en la estación de Cibeles el tren del estado tendrá buena prueba.

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