La Resistencia

Luz Belinda Rodríguez

Fracaso constitucionalista

El que no se consuela es porque no quiere. Del "no hay una mayoría secesionista en Cataluña" se pasó al "tienen mayoría de diputados, pero no de votos". Ahora que el secesionismo ya tiene mayoría en escaños y también en votos el constitucionalismo se autoengaña diciendo que "es la abstención la que da la mayoría al separatismo". Todo con tal de no reconocer el fracaso de su estrategia, pese a que sus formaciones se despeñan elección tras elección y España se nos escurre entre los dedos en Cataluña y en las provincias vascas. Apelar a la Constitución para solucionar el problema generado por la propia Constitución es persistir en el error. Claro que la Constitución ofrece algunas soluciones inmediatas para frenar al golpismo secesionista. Pero España necesita un armazón legal nuevo, más consistente, para hacer frente a la marea separatista. La Constitución dotó de competencias, financiación y altavoces al secesionismo, que es ya una mayoría social en Cataluña o está cerca de serlo. Y mientras eso no se corrija el separatismo seguirá avanzando. Da igual que frenes puntualmente uno de sus golpes si le permites seguir alimentándose. Tras el golpe de 2017 no se ha desmontado ninguna de las estructuras -pagadas todas con dinero público- que dan soporte al proceso separatista. Los partidos y organizaciones secesionistas siguen siendo legales. TV3 sigue siendo su altavoz. La educación continúa en manos de los separatistas y el español está cada vez más proscrito en las aulas y en la administración. Solo es cuestión de tiempo que el separatismo plantee -con o sin acuerdo con el gobierno de turno en Madrid- una nueva intentona secesionista.

España es una nación, no una constitución. Tratar de oponer como único argumento frente a la seducción del nacionalismo el cumplimiento de una legalidad que se sabe cambiante es resignarse al fracaso. El Estado debe reaccionar ya. Llevamos 40 años cediendo. Hay que ilegalizar el separatismo, hay que liquidar el modelo autonómico y emprender entonces la reconstrucción de los lazos afectivos entre los españoles. Será un proceso largo. Habrá no pocas complicaciones. Así que, cuanto antes se empiece, mejor. Más posibilidades habrá de que España sobreviva. Porque, o acabamos con el régimen del 78, o el régimen del 78 acaba con España.

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