República de las Letras

Franco

Nunca es tarde si las elecciones son pronto. Ya se sabe que contra Franco vivíamos mejor

Q UE haya todavía quien se escandaliza, se mosquea, se cabrea por lo de la exhumación de los restos de Franco es una de esas situaciones sociológicas que a estas alturas me resultan difíciles de comprender. Que 40 años de democracia no hayan "curado" a la sociedad española de la aberración franquista es algo que no me cabe en la cabeza. A estas alturas, 43 años después de muerto el dictador y a punto de cumplirse el 40 aniversario de la Constitución, no es normal que la figura de Franco haya impedido a la derecha española democratizarse, modificar su mentalidad y adaptarse a los nuevos tiempos. Claro que de eso no tiene la culpa aquel que me dijo -en 2011- que "hace falta un Franco de 18 años". O el que proclamaba -años 80- que "con Franco vivíamos mejor". La culpa de esa petrificada mentalidad de un sector de la sociedad la tienen Felipe, Aznar, Zapatero y Rajoy. Y en especial quienes a la hora de poner en práctica la Ley de Memoria Histórica se han mostrado como unos pusilánimes.

Recuerdo muy bien la muerte de Franco. A muchos de Almería nos pilló en la mili. Veíamos todas las tardes los documentales con que la televisión única intentaba aleccionar al pueblo sobre las cualidades militares del dictador a punto ya de expirar. No nos acuartelaron ni nos afectó demasiado el acontecimiento. Por el contrario, nos licenciamos un par de meses antes. Pero a mí y a unos cuantos nos registraron las taquillas en busca de aquellos libros "sospechosos" o subversivos que, en efecto, yo tenía, obtenidos… en el Corte Inglés, en las librerías y en los quioscos. Éramos peligrosos rojillos y ¡esperábamos tanto de la futura democracia…! Una democracia que, llegada y sobrevivida al golpe de Tejero -febrero del 81-, no aprendió de Alemania o Italia a asimilar y superar el pasado, a educar al pueblo en los principios democráticos y a recuperar para todos los símbolos y las instituciones nacionales.

Por último, dicen que existen otras prioridades, otras medidas mucho más urgentes que sacar a Franco de Cuelgamuros. Claro. Pero se puede hacer todo. Esto también. Por ejemplo, era prioritario desmontar la reforma laboral de Rajoy, aplicar un impuesto especial a la banca, establecer un salario mínimo y unas pensiones dignas, publicar la lista de la amnistía fiscal de Montoro, etc. Pero, en fin, nunca es tarde si las elecciones son pronto. Ya se sabe que contra Franco vivíamos mejor.

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