Franquismo lingüístico

Una doctrina análoga a la del régimen iraní, al forzar que toda mujer se cubra con el hiyab

El reciente despido de una profesora de música en Játiva, tras 35 años de ejercicio docente, por no dominar bien el valenciano, acaso deba sumarse al repertorio de dislates autoritarios que, ante una incuria cegata de los sucesivos gobiernos estatales desde hace décadas vienen fomentando colectivos nacionalistas obcecados por vincular lengua y territorio, y obligar a sus cohabitantes, sin respeto a la lengua materna de cada cual ni aun a la mayoritaria que allí se hable, a que pasen por su aro homogeneizador: se oficializa solo el idioma que ellos consideran propio y el resto de ciudadanos, que calle o migre a otros lares. Y el asunto no es menor porque afecta a todo un Derecho Humano como es la Libertad cívica. Y porque si obligan a observar, por imperativo legal y sin otra opción, conductas forzadas ya sea para rotular los comercios en una sola lengua so pena de multa, o de escolarizar a los niños en una sola lengua o de acceder al funcionariado solo si se habla así o asá, al cabo se está sustituyendo la raza (que desde el genocidio nazi y el hallazgo del ADN, queda algo chungo invocar), por el idioma, para que sea éste, convertido hoy en quintaesencia sacrosanta, el que funcione como divisa identitaria del pueblo elegido y sano. O sea, se usa el idioma como un signo discriminador de forma análoga a como usaron la raza o la religión los Reyes Católicos o los príncipes alemanes reformistas, para desterrar a moros, judíos o católicos y purificar patrias. Entonces allí, y ahora acá, más que entre ciudadanos libres, hay quien prefiere vivir en modo tribal. Y hoy, que es el "Día Internacional de la no violencia" no es un mal día para volver a maldecir esa forma de violencia iliberal y reaccionaria, algo física también, pero sobre todo ideológicamente autoritaria que se despliega a través de la educación y las leyes para imponer "sus" credos o "sus" hábitos y "sus" tradiciones al resto de conciudadanos que convivan en "su" territorio, quieran ellos o no. Una doctrina análoga a la del régimen iraní, al forzar que toda mujer se cubra con el hiyab. ¿O ven alguna diferencia? Es ese talante de autoritarismo, en este caso lingüístico que, según la politología, fraguan las elites del lugar para, abanderadas tras un populismo chovinista, limitar el pluralismo político y negar legitimidad a todo lo que disienta de su credo intolerante: que es como definió J.J. Linz al régimen de Franco.

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