La tapia con sifón

Fruta para vagos

Los melones resultan grandes para muchos hogares y se suelen ofrecer cortados en dos

Como el móvil no nos deja un minuto libre, ya no tenemos más remedio que comprar la fruta cortada. De manera que los estantes (lineales creo que los llaman) de los súperes y los híperes se están poblando de bandejas y cajetas con frutas cortadas y, en ciertos casos, peladas. La verdad es que la tendencia empezó hace unos años con las sandías, pero era debido al tamaño de estas jugosas frutas veraniegas. Antes era frecuente ver en circunvalación del Mercado unas grandes pilas de sandías enormes, propias para las familias con varios hijos, abuelos, cuñados y otras adherencias. Hoy, con el adelgazamiento de las unidades familiares, las sandías hay que comprarlas por mitades o cuartos. Los melones, aunque más chicos que las sandías, también resultan grandes para muchos hogares y se suelen ofrecer cortados en dos. Lo que no parece necesario es comprar manzanas, kiwis o plátanos troceados. Como muchas frutas se oscurecen al cortarlas debido a la oxidación, el fabricante de bandejas de fruta cortada tiene que tomar una serie de medidas, como envasarlas al vacío o en atmósferas controladas. En frutas más delicadas como manzanas o peras se aplican además otros tratamientos, como recubrimientos comestibles, para alargar la vida útil y prevenir el pardeamiento. Aunque a algún escrupuloso le dé yuyu ese recubrimiento debe abstenerse de lavarlas, porque puede ser incluso contraproducente al aumentar el riesgo de contaminación cruzada. Lo que sí hay que hacer es respetar la fecha de caducidad y comprobar que el envase no presenta rasguños ni abombamientos. Hay mantener la temperatura de conservación y rechazar las bolsas con enmohecimiento, lo que indica que se ha perdido la protección. Y se pregunta uno si tanto trabajo cuesta pelar un plátano o cortar una manzana (que además no hay que pelarla). Si queremos hacernos un tazón de fruta variada en casa, basta con añadirle un chorrillo de zumo de limón para que no se oscurezcan. Y además, el limón potencia los sabores: prueben a pinchar el tenedor en medio limón y luego pinchar el trozo de fruta; especialmente el melón adquiere un dulzor superior. Y para alegrarse uno el postre o estimular el consumo de fruta de los más renuentes -por ejemplo los niños- derretir en un cazo chocolate negro con unas gotas de agua o leche y rociar con el líquido templado el tazón de fruta.

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