Fuerza invencible vs roca inamovible

La situación ya es de extrema gravedad, si no fuera por lo cómico del asunto

Haber visto la serie de TVE "Isabel" debería darnos ventaja, a todas las partes, para saber administrar el encaje de Catalunya con el resto del Estado: ¡no hay manera! La situación ya es de extrema gravedad, si no fuera por lo cómico del asunto. Y es que se me parte el espinazo por donde mismitico (perdonad mi almeriensismo) cuando veo que los debates son los de hace cinco siglos: delegaciones que viajan a la capital del Reino con más opciones que personal acompaña a la expedición; y con una respuesta, por parte de los inquilinos de Palacio, que no tiene nada que ver con lo demandado por aquéllos. Ha tenido que salir el ya ex presidente del TC, a pedirle al Gobierno del Estado que no lleve estos asuntos políticos a esos ámbitos judiciales para que no parezca que es el resto de la débil españolidad quien sabe que la solución pasa por el diálogo: "urgente e inexcusable diálogo", en palabras del propio Pérez de los Cobos. Pero ahí está mi Derecha favorita: la que sabe que la legalidad les impide a los independentistas cometer tanta torpeza continuada. Ambas partes saben que si siguen por ahí, tienen garantizado el éxito ad aeternum: los medios de comunicación no dejarán de darles primeros planos para alborozo y algarabía propias de masas enardecidas que precisan líderes "con dos huevos".

En su libro "100 preguntas básicas sobre la Ciencia", escrito en los años 60 del siglo pasado, el científico y prolijo divulgador Isaac Asimov, respondía (en menos de 500 palabras) a la curiosidad de los lectores que le habían planteado cuestiones relevantes desde la perspectiva científica en la revista Science Digest. La lectura del libro es un baño de culturilla científica general bastante sugerente, y resulta una muy amena tarea. Allí se plantea la pregunta número 8: "qué ocurriría si una fuerza irresistible se enfrentase a un cuerpo inamovible". La respuesta de Asimov es rotunda: tal universo no puede existir. La existencia de una de esas dos realidades conlleva la imposiblidad de la existencia de la otra. Pues así parecen comportarse los adalides de la no consulta y los propios de los que están a favor: el otro no existe. Pura mitología: un discurso "monologuero" donde cada cual tiene su público…, y los demás, ¡hasta las narices del asunto! Lo que ya no sé es si la consecuencia es que, contra la tesis de Asimov, hasta hoy irrefutada, ese Universo… ¡existe y se llama España!

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