El medio y el ambiente

¿Futuro o presente?

El consuelo del comerciante, ahora llamado empresario, que tenía deudas era el dicho: "un comerciante vale lo que debe".

A Woody Allen le preocupa el futuro porque es donde va a vivir los próximos años. Como es uno de mis ídolos, no es de extrañar que me guste la frase. Pero dado que nuestra vida está formada por pasado, presente y futuro, no debemos olvidar ninguna de las tres etapas. El pasado sirve como base de la que sacar conclusiones tanto de lo bueno, como de lo malo que sucediera en ese momento. El presente está bien para vivirlo, es una transición entre el pasado: memoria, y el futuro: imaginación.

Y el futuro, como imaginación que es, lo soporta todo pero sobre el papel. En la realidad tiene que estar construido sobre bases sólidas para que nunca haya miedo a quién sea el autor que lo construyó. Lo que funciona no se toca.

Un ejemplo: suponemos que estamos en un Ayuntamiento y un representante de un banco público europeo nos ofrece el dinero que necesitemos para cambiar todo el alumbrado de la ciudad y nos ofrece el dinero necesario, con la condición de que se lo devuelvan con el ahorro respecto a la anterior factura, pues cualquiera lo aceptaría porque al cabo de un "tiempito" empiezas a ahorrar. Pero le decimos que no. Aunque fuéramos "ricos podríos" eso es un dislate. O sea, una pifia como administradores.

Otro ejemplo: tenemos una normativa laboral que ha funcionado y funciona. Pero nos la queremos cepillar a cambio de un estado de alarma. Alarma ¿de quién?. Y los "black in men" tirándose de los pelos y empezando a alterarse antes de empezar a soltar guita, pasta gansa, morterá, nuevamente. Pues sed listos, y cuando hayan soltado "la mosca" negociar con ellos, porque el que paga manda.

Otro más: Irlanda le gana a España en las últimas elecciones habidas en la UE. Análisis rápido: Irlanda a disminuido su gasto público un 65% aproximadamente (hablo de memoria) y ha mimado a las industrias y empresas en general porque son las que generan riqueza. Ha bajado su deuda pública una jartá. Es decir, ha hecho algo tan sencillo como reducir gasto y aumentar ingresos. Y los irlandeses "tan agusticamente".

El consuelo del comerciante, ahora llamado empresario, que tenía deudas era el dicho: "un comerciante vale lo que debe". Aunque se da la circunstancia de que el Estado tiene todas las cualidades para funcionar como una empresa, como su fin no es dar beneficios no puede serlo: véase el lío de los ayuntamientos con el dinero que les ha sobrado estos años atrás. Lo que sí puede hacer como las empresas, es reducir aviones, audis, consejeros, asesores, y con ese ahorro, entre otras cosas, poder ir pagando. Todo suma y todo resta. ¡Pero mejor sumar!

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