República de las Letras

GEORGE fLOYD

El racismo es una lacra de nuestro tiempo y ha contribuido al auge del fascismo en nuestro país

George Floyd (Fayetteville, Carolina del Norte, 14 de octubre de 1973-Mineápolis, Minnesota, 25 de mayo de 2020), afroestadounidense, fue asesinado el pasado día 25 por un agente de la policía de Mineápolis durante un arresto por, presuntamente, entregar un billete falsificado de 20 dólares para pagar una factura. Perry, como lo llamaban sus familiares y amigos, practicó el baloncesto en la universidad, deporte para el que era especialmente apto, pues medía dos metros de estatura; formó parte de un grupo de hip-hop; fue personalizador de automóviles, y había cumplido una condena en 2009 por un robo a mano armada. Este año, la pandemia le hizo perder su trabajo como guarda de seguridad. Tenía cinco hijos. El agente de policía Derek Chauvin fue quien lo mató, aplicando una técnica de detención muy practicada en su país: le aprisionó el cuello con la rodilla durante tres minutos, lo que le produjo la muerte por asfixia. El grito final de Floyd, "no puedo respirar, no puedo respirar", ha quedado en la historia del racismo americano como eslogan de protesta contra la brutalidad policial. Su muerte ha provocado una ola de manifestaciones en 400 ciudades de Estados Unidos.

El racismo es una lacra de nuestro tiempo. En América, a los negros primero se les esclavizó, luego fueron utilizados como carne de cañón en las dos guerras mundiales, en la de Vietnam y en todas las de Oriente Medio, y finalmente se les mantiene al margen de la sociedad, siendo los afroamericanos el grupo más explotado y el que más nutre la delincuencia. La segregación racial ha sido, desde hace cuatrocientos años, uno de los signos distintivos de la sociedad estadounidense y, desde luego, una de las bases ideológicas de la extrema derecha. Pero en esto del racismo los españoles nada tenemos que aprender de los americanos. Somos racistas por definición. Xenófobos en general por mentalidad -y la mentalidad se hace a lo largo de la Historia-, recelamos y nos apartamos especialmente de moros y negros por mucho que sepamos que son piezas fundamentales para nuestra economía. No hemos sido capaces de mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes como hicieron los alemanes y los holandeses con nosotros cuando emigramos en los años cincuenta del pasado siglo. No hemos favorecido en lo más mínimo la integración. Este es uno de los factores que más han contribuido al auge del fascismo en nuestro país.

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