El medio y el ambiente

Gastos de marketing: 1,99 euros

Reducir esta mezcla de símbolos a un dibujo de 1,99 € en internet y a unos pines en la solapa, lo veo como simplismo

Como me gustan los huertos, me voy a meter en uno. Según mis cortos conocimientos en la materia, la iconografía de la República comienza en 1873 con la 1ª alegoría de la misma que publica la revista La Flaca. La figura principal es una mujer alada, y ataviada con gorro frigio y túnica roja. El gorro es adoptado de los franceses, y en la Roma clásica lo usaban los esclavos que alcanzaban la libertad. Bruto, tras su asuntillo con César que, dicho sea de paso, no le salió tan bien como él y sus "colegas" esperaban, acuñó unas monedas en las que incluyó el gorro frigio. La túnica se debe a que Roma, en las monedas acuñadas en el 81 a.C. representaba a Hispania por una cabeza de mujer y en realidad era más bien púrpura que roja, y representaba el poder en Roma. Por cierto, que los fenicios ganaron una pasta gansa extrayendo el pigmento de unos moluscos parecidos a las "cañaillas". El león, que era símbolo de la monarquía pasa a ser símbolo de coraje y el morado parece ser que es una confusión extendida a lo largo de la historia, sobre el color de los Comuneros de Castilla, que en realidad usaban el rojo. Reducir toda esta mezcla de símbolos a un dibujo comprado por 1,99 € en internet y a unos pines en la solapa, lo veo como simplismo, más que como simplificación. Y precisamente a simplismo me suena la política española actual, salvo honrosas excepciones que siempre y en todo las hay. Lo veo todo reducido a mensajes cortos, como si se tratara de una campaña de publicidad dirigida por especialistas en "marketing de guerrillas".

Por eso he llegado a la conclusión de que esta política no me gusta. El destino de los pueblos es algo más serio que tratar de influir en la decisión de comprar uno u otro champú (producto que, por razones obvias, no me parece fundamental). Además, las personas se merecen un respeto en el trato. Afortunadamente lo mismo que según el dicho: "cada español es un seleccionador de fútbol", cada español tiene la suficiente madurez como para que lo traten como adulto.

Bueno sería, tal vez, que todos usáramos las verdades del barquero Caronte que cruzaba el río Aqueronte hacia el inframundo gobernado por Hades transportando los muertos. Tras cobrarles una moneda por el viaje, el barquero advertía a los muertos de cuanto les aguardaba al otro lado del río, sin retorno posible al mundo de los vivos. Si éstos no tenían con qué pagarle o no habían sido enterrados debidamente, Caronte los arrojaba de la barca sin dudarlo hacia las profundidades procelosas de aquel río. ¡Más claro el agua!.

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