Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Gento por la banda izquierda

El Real Madrid de las seis Copas de Europa que ganó Gento fue el mejor embajador que encontró Franco

Cuando la dictadura del general Franco entendió que si quería sobrevivir no podía seguir encerrada en sí misma y tenía que presentarse ante el mundo usó el deporte y sus mitos. Quizás porque no podía utilizar otra cosa. De las cenizas de la contienda mundial que había derrotado a los fascismos surgió un nuevo orden marcado por la guerra fría, la permanente tensión entre bloques que aseguró una paz tan frágil como duradera. En este difícil equilibrio Franco tenía un hueco y lo supo aprovechar. Pero necesitaba, en aquella Europa que empezaba a dejar atrás sus fantasmas, alejar la imagen de España como una dictadura sangrienta y presentarla como un país que también pretendía incorporarse a los nuevos tiempos de progreso y, de puertas para adentro, darle a una población que acababa de salir del hambre y la miseria motivos para soñar. Las dos cosas las encontró con el fútbol. La varita mágica con la que lo consiguió se llamó Real Madrid y el mago que la manejaba, Santiago Bernabéu.

Las seis Copas de Europa que ganaron los blancos con Paco Gento corriendo por la banda izquierda, a más velocidad que la pelota, hicieron más por normalizar la imagen de la dictadura que todos los esfuerzos diplomáticos del régimen por ser reconocido en las instituciones internacionales que hasta bien entrados los cincuenta le cerraban sus puertas. El Real Madrid de Gento, de Di Stéfano, de Puskas... fue el mejor embajador que tuvo Franco y al que más partido le sacó. Porque ese Real Madrid también actuó como bálsamo interno para empezar a curar las heridas de un país destrozado que necesitaba volver a respirar.

El Real Madrid de las seis Copas de Europa triunfa en una España que empieza a mirar al futuro de otra forma. Lo más duro de la represión se va quedando atrás, ya no había que ir a la tienda con la cartilla de racionamiento y el país estaba a punto de empezar el proceso por el que iba a dejar de ser rural para convertirse en urbano. Pronto llegaría, la emigración, el turismo y la televisión iba a empezar a meter en las casas esos triunfos por Europa del Madrid que hasta entonces sólo se habían podido seguir con la imaginación y pegados a la radio. La muerte este martes de Paco Gento, como hace unas pocas semanas la de Manolo Santana, nos sumergen en el túnel de una historia de la que todavía nos queda mucho por saber, pero que nos habla de cómo el siglo XX dio un giro de 180 grados delante de los ojos atónitos de nuestros padres.

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