República de las Letras

La Gloriosa

150 años de aquella olvidada Revolución Gloriosa de 1868. Fue la última dela burguesía antes de su paso al conservadurismo

H ACE años pude contemplar un objeto singular. Al derribar una pared de cierto edificio se encontró en su interior una estaca con un mensaje que decía, más o menos: "Obreros liberales revolucionarios. 1868". El 18 de septiembre de aquel año se inició La Gloriosa, el movimiento que, liderado por los generales Prim y Serrano y el almirante Topete, destronó a Isabel II. Sería la última revolución burguesa. En ella participó también una parte del proletariado, como evidencia el objeto descrito. Surgida de la profunda crisis financiera de 1866, el estallido revolucionario contó entre sus principales elementos en Almería con Ramón Orozco, el mayor contribuyente de la provincia e impulsor del derribo y urbanización de las murallas musulmanas, lo que aumentó considerablemente su fortuna. Pero el movimiento derivó primero hacia una nueva monarquía, con Amadeo I de Saboya, que creó el marquesado de Almanzora, y después hacia la I República. A ello hay que unir el sufragio universal -aunque restringido a los varones mayores de 25 años- implantado por la Constitución de 1869 y el movimiento cantonalista. Rechazado éste en Almería, la ciudad sufrió el ataque naval del general Contreras en julio de 1873. Todo lo cual asustó a la burguesía, que evolucionó al conservadurismo y apoyó dos golpes de estado: el del general Pavía en enero de 1874, que acabó con la I República, y el del general Martínez Campos en diciembre de ese mismo año, que restauró la monarquía borbona. A partir de ahí, Cánovas del Castillo reinventó el caciquismo, mientras la clase obrera, largamente defraudada por el republicanismo y por aquella burguesía que en 1868 fue revolucionaria y ahora era conservadora, crearía otros instrumentos de lucha de clases en pos de su emancipación: el PSOE, la UGT y posteriormente la CNT.

El año pasado compartí mesa literaria con un joven escritor cartagenero. Me contó cómo en su ciudad el sentimiento cantonalismo está aún muy vivo ¡150 años después! Y es que aquella Revolución Gloriosa, hoy tan olvidada, no está tan lejos -salvadas las distancias necesarias- históricamente. Cámbiense nombres y fechas y trasládese la cadena de hechos descritos a los años treinta del pasado siglo y llegaremos al franquismo. Trasládese a la actualidad y veremos que, si bien la Historia no se repite, es cíclica y en ella el hombre, con frecuencia, tropieza dos y más veces en la misma piedra.

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