Un Gobierno estable en Andalucía

Almería se beneficia de la solidez política de la Junta de Andalucía, y de su capacidad y voluntad inversoras

La buena política permite alcanzar objetivos de gobierno en un ambiente basado en el entendimiento, el diálogo y las ganas de trabajar por quienes se representa. De eso ha dado buena nota Susana Díaz reforzando la estabilidad en la Junta de Andalucía y haciendo de ella una administración fuerte que encara, con solvencia, el diseño de los próximos Presupuestos para continuar la senda del progreso y del empleo en nuestra Comunidad Autónoma. El Presupuesto andaluz para 2018 crece en las partidas que garantizan la igualdad de oportunidades. En Salud aumentará el presupuesto en un 5%; en Igualdad y política, un 7%; en Educación, un 3% donde destacan los 1.355 millones en universidades y 30 de ellos para la bonificación de matrículas gratuitas. Y suma, y sigue. En Almería, la estabilidad política va a permitir que se lleven a cabo proyectos como el materno infantil o la Casa del mar, obras en colegios e institutos de toda la provincia y la construcción de otros como los de Viator y Almerimar, además de la creación de depuradoras y el impulso a la Autovía del Almanzora. Proyectos, los que están en marcha y los que vendrán durante 2018, que mantienen a la Junta de Andalucía como la administración que lidera la inversión en obra pública en Almería que es, a su vez, una de las provincias en las que más invierte el Gobierno andaluz. Almería se beneficia, por tanto, de la solidez de la Junta y de su capacidad inversora. Aunque no solo hay que tener capacidad. También hay que tener ganas y voluntad. Frente a estas cualidades, ambas propias del Gobierno socialista de Susana Díaz, se encuentran la desidia, el olvido y el desprecio del Gobierno del PP hacia Almería desde que Mariano Rajoy lo preside. No ha invertido nada en Almería. No hay una licitación en marcha, ni una primera piedra, nada. Cero. En lo único en lo que se han esforzado en todos estos años los dirigentes del PP ha sido en mentir. Por ejemplo, en el impuesto de sucesiones. Precisamente, un apartado del acuerdo político alcanzado en el Gobierno andaluz es la garantía de que tan sólo los millonarios pagarán este impuesto. Ahora las caretas se caerán y se verá que el gasto fiscal cuando se produce un fallecimiento se dirige a abonar las plusvalías, los gastos de notaría y los del registro. Mentir tiene su riesgo. Decir la verdad reporta muchos más beneficios. Por eso Andalucía goza de buena salud.

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