En Memoria

Rocío Fernández Zamora

Grecia

Tsipras y su plan habitando en el olvido, no hay duda de que, para Grecia, ha sido un rescate fallido

El ganador del Premio en Ciencias Económicas, Joseph E. Stiglitz, considera que "hemos recorrido un largo trecho en la dirección contraria" y, sin duda, mucho de cuanto vemos manda ese aviso, pero también nos deja un mensaje esperanzador: "la reflexión sobre la crisis de 2008 tiene muchas enseñanzas que ofrecernos, pero la más importante es que el problema era -y sigue siendo- político, no económico: no hay nada que necesariamente impida una gestión económica que asegure pleno empleo y prosperidad compartida". Y ambas ideas se reafirman mirando a Grecia.

Era 2015 y Alexis Tsipras anunciaba que salvaría a Grecia tanto del colapso de su economía como de esa Troika que, desde 2010, dirigía el país pero la realidad dictó el camino y los, inflexibles, mandatos de la UE, el FMI y el BCE se atendieron; Así, se pagaron, uno tras otro, los vencimientos de deuda del país y se ejecutaron las subidas de impuestos, ventas de activos públicos y recortes programados: sanidad, educación, salarios, pensiones… nada se libró y todos los padecieron.

Pero, 4 años después y Tsipras y su plan habitando en el olvido, no hay duda de que, para Grecia, ha sido un rescate fallido. Y es que, una intervención oficialmente finalizada en 2018, pero que seguirá desplegando efectos por décadas, deja el país con un PIB un 20% inferior al de 2010, una deuda cercana al doble de su PIB (181,1% del PIB en 2018), un nivel de desempleo difícil de calificar (19,5% el primer trimestre de 2019), un paro juvenil del 40% y una pérdida de poder adquisitivo también del 40%. En resumen, 289.000 millones de euros inyectados que, frenarían la caída, pero no pudieron devolverle el futuro a un país roto por su pésima gestión pública. Y así, Grecia sigue sumida en una profunda crisis y siendo un polvorín; Ahora la alarma está en el altísimo porcentaje de créditos morosos de sus bancos.

Y, ante esta realidad, ya hay voces en la UE que admiten errores y en estos momentos se está evaluando el último tramo de este rescate a instancias, también, de la UE; Un trabajo que, sin duda, dará una valiosa información aunque una de las grandes lecciones ya la tenemos: la austeridad no es la solución. De manera que habrá que mirar hacia otras opciones que sí estimulen la economía y hagan que los primeros en subir a los botes salvavidas sean los ciudadanos porque las deudas se pueden aplazar pero la vida de las personas no.

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