Ya podemos decirlo bien claro. Eso es lo que son nuestras escuelas, auténticos guetos. Solo hacía falta ser un poco observador, analítico y crítico para darse cuenta de ello. Ahora, además, un macroestudio en el que se han analizado los sistemas educativos de 64 países, lo ha confirmado. Somos el tercer país donde más se segrega al alumnado según su procedencia sociocultural y económica. Solo quedamos detrás de Turquía y Lituania. Países como Marruecos, Chile, Sudáfrica, Filipinas… son menos segregadores que nosotros.

¿Nos resulta sorprendente que así sea? En realidad, es el resultado lógico de nuestra siempre tímida apuesta por la escuela pública (muchas veces, privilegiando la privada), la mal entendida libertad de elección de centro y la falta de políticas claras de acción afirmativa, que vayan en la dirección de paliar las desigualdades.

La auténtica inclusión y no segregación no ha de hacerse únicamente por los derechos humanos (argumento que debería ser más que suficiente) y esas cosas que ciertos sectores políticos se empeñan en cuestionar. No. Es una cuestión de puro egoísmo. Si queremos que nuestros hijos e hijas y la sociedad del futuro no esté llena de conflictos, violencia, faltas de entendimiento y problemas de convivencia, necesitamos que todo el mundo tenga acceso a una cierta igualdad de oportunidades. No ya por ser hermanitas de la caridad. Por puro egoísmo. Pensando también en nuestro bolsillo, son mucho más costosos para la sociedad los problemas derivados de la marginalidad, la escasez económica y la segregación, que poner solución desde la escuela, prevenir y dar oportunidades. Hagan cuentas, si lo desean.

La libertad de elección no puede estar por encima del interés general, en ningún caso. Establecer cupos para el alumnado de menos recursos en los mejores centros y universidades, hacer campañas puerta a puerta entre esta población ofreciendo estas opciones, establecer porcentajes máximos de alumnado con desventaja económica, apoyar mediante recursos, ampliación del tiempo y oferta extraescolar gratuita, contar con las comunidades, ofrecer referentes positivos… todo con el debido control y evaluación de resultados, seguimiento de los casos y del aprovechamiento de los recursos. Son muchas las cosas que se pueden hacer y no se hacen. Crear guetos en la escuela es aumentar la fractura social y lo pagaremos a medio y largo plazo.

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