Hice una excursión a ese levante almeriense a disfrutar de todo él y durante un par de días. Ese levante almeriense que le ofrecemos a todo el mundo y cuando lo conocen son los mejores embajadores. Y elegí como transporte el autobús de línea. Desde la capital a Pulpí me puede mover a través de la compañía que hace ese recorrido, y disfruté de playas y entornos únicos.

Viajar en autobús de línea, e incluso, en el autobús urbano, es como hurgar en los baúles de las quinceañeras y leer sus confidencias en ese diario ya amarillento y manoseado de tanto trajín: te enteras de hasta lo que no quieres. No es la primera vez que he comentado, algunas conversaciones que he escuchado sin tener, por otra parte, que pegar en exceso la oreja, que ya se sabe que los españolitos somos muy dados a levantar la voz para que todo hijo de vecino se entere de nuestros trapos sucios o limpios, que de todo nos gusta alardear, de lo malo para que nos compadezcan y de lo bueno para que nos envidien. Quiero decir que escuchando algunas conversaciones me parece estar viendo algún melodrama televisivo (y además turco, que están de moda). Habrá personas de lágrima fácil que pueden dar el cante e incluso más que quien cuenta su historia -…porque ya sabes, hija, que las desgracias nunca viene solas- Pero hay de todo, como en la viña… Hay otro que me pareció zafio y de mal gusto, que cuenta que por fin le ha hecho caso a los palizas de turno y se casa y "…como ya sabes, están los padres, que vaya disgusto si no les vamos a dar, en fin, que al final me caso por la iglesia". (He omitido alguna expresión de muy mal gusto y estilo). Entonces, como se entera uno de todo por lo fuerte que hablan, dan ganas de levantarse, felicitarle y preguntarle qué regalo de boda le gustaría.

Como verano que es se lleva mucho la conversación por el móvil sobre el destino vacacional en el próximo mes de agosto; y las asignaturas suspensas de los hijos. Este último ejemplo es un buen barómetro para acabar de tener claro el desastre del sistema educativo que tenemos en este país de piel de toro.

Sin tener un gramo de racista, también "manda huevos" el tono de voz de algunos viajeros en idioma africano, no sé cual, los de idioma árabe y los que se llevan la palma son las conversaciones en español de sudamericanos o caribeños.

Las conversaciones de los demás no me interesan y no quiero escucharlas.

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