Hagamos la revolución desde casa

Se puede hacer algo: no estorbar, no fastidiar, conseguir que de esta experiencia salga algo útilLos gobiernos de las CC.AA. son imprescindibles para afrontar la recuperación económica

Estas semanas de reclusión nos obligan a plantear muchas cosas que hasta ahora dábamos por seguras y han demostrado no serlo. No voy a entrar en cuestiones de navajeo de partidos, asesores de imagen y hordas de fanáticos, más pendientes de machacar al otro que de ponerse en su piel y ayudar. He decidido alejarlas de mi vida para que no absorban mi energía. No quiero ahora mismo relacionarme con personas, entidades ni mensajes tóxicos que buscan, o bien volcar sobre todos nosotros su frustración, o bien convertirnos en rebaño fiel de una visión absurda del mundo encaminada a pedirnos el voto que sea cuando llegue el momento. No quiero, no me da la gana y, como decía el poeta romano Horacio, "huyo horrorizado del vulgo profano" que ya tiene bastante con su mala bilis como para querer que yo también me la trague.

Ya que no otra cosa, se me ocurre que se puede hacer algo: no estorbar, no fastidiar, conseguir que de esta experiencia salga algo útil. Así pues, les propondré aquí algunas conductas bien fáciles. Empecemos, por ejemplo, mandando al cuerno esos mensajes que busquen irritarnos, vengan de quien vengan y los mande el partido que los mande. Sigamos, ya puestos, con otra medida muy sana: no estar todo el día pegados a la radio, el televisor o las redes sociales. La enfermedad no va a cambiar cada diez minutos y eso lo saben perfectamente quienes viven de tenernos al borde de la histeria (mejor cuantos más seamos porque así aumentarán sus ganancias gracias a la publicidad). Probemos, también, a hablarle con una sonrisa y a darle nuestra gratitud a los boticarios, al personal de las tiendas de alimentación y, en general, a todos los que están trabajando para que esto no se venga abajo: pasan el mismo miedo que cualquiera, démosles apoyo.

Si les parece, hagamos la revolución: probemos a llegar hasta las estrellas y volver, viajar en el tiempo hasta cualquier pasado, vivir en lugares remotos o en la casa de al lado, reír, llorar, correr, saltar, meditar o discutir. Sí, todo eso lo podemos hacer sin radio, "realities" ni mensajes tontos o vídeos motivadores: sólo necesitamos hacer algo tan simple como sentarnos con un libro en la mano y leer. La cultura no nos va a proteger de ningún virus, pero sí va a mantener a raya a los macarras, a los mercenarios, a los desesperados y a los tóxicos. Leamos por nuestro bien, pensemos en el bien común y pasemos a otra página.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios