SE comprende que el PP necesite los servicios de Rafael Hernando. Por una parte, en la estrategia que dicho partido ha venido practicando desde que consiguió aglutinar en su regazo a toda la derecha, es un hecho incuestionable que la sola presencia de Hernando es un gancho para atraer a los nostálgicos del ala más recalcitrante. Y ahora precisamente, que algunos se le están escapando hacia el centro, con mayor motivo. Y por otra parte, si el PP quiere contar con un bocazas que sea capaz de lanzar algunos exabruptos que nadie se atrevería a pronunciar, no pueden haber contado con otro mejor. Nada que objetar, por tanto, si los populares consideran de utilidad mantenerlo en su regazo. Pero si en Guadalajara, donde fue concejal y supongo que lo conocen, no lo quieren de diputado, lo menos que podía hacer el PP, es repartir la carga y ponerlo a rotar por todas las provincias. Pienso que no hay derecho a que, cada vez que abra la boca, salga a relucir el nombre de Almería y que tengamos que estar soportando los almerienses desde hace 20 años la carga de un diputado que se ha destacado por sus improperios.
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