Libertad Quijotesca

Irenez Gálvez

Homenaje a Los Coloraos

El homenaje a Los Coloraos debe estar abierto a toda la sociedad almeriense: hablar en el ágora es nuestro derecho y deber

Marlonalmería es una de las pocas ciudades españolas que alberga un monumento en homenaje a nuestra primera Constitución y a las personas que la defendieron. Fue la tercera que vio la luz en todo el mundo, conocida popularmente como "la Pepa", promulgada el 12 de marzo de 1812 por las Cortes Generales Españolas reunidas de forma extraordinaria en Cádiz en plena invasión napoleónica, durante el asedio a la ciudad, que finalizó el 24 de agosto de 1812. Hay hechos en la historia, coincidencias, que siempre invitan a la reflexión: el 24 de agosto de 1824 fueron fusilados en la Rambla de Belén, a la altura de la calle Granada, veintidós defensores de la libertad que encarnaba nuestra primera Carta Magna, que en su artículo primero dice: "La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios". Ahora que vivimos asediados por tanta maldad autodestructiva, el 12 de octubre habrá que volver sobre este punto, cuando las hordas de valedores de la incultura y el totalitarismo vociferen insensateces colmadas de ignorancia teleopinadora. Recordar lo que nos enseña nuestra primera Constitución es muy "peligroso" porque en el artículo segundo dice con toda rotundidad y esplendor: "La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona". Rabiosa actualidad sin duda alguna; cuando se es consciente de los elementos que componen la naturaleza humana, se crea un pensamiento político que pervive a través de los siglos por su pragmatismo y ética de la justicia. Como almeriense me siento muy orgullosa de nuestro Pingurucho, de la plaza mayor donde está situado y de los árboles que la circundan.

Es nuestro espacio político común donde como ciudadanos más allá de ideologías, le recordamos al poder lo que debe hacer, no lo que puede hacer: debe gobernar en interés y por el bienestar de toda la sociedad, cuidando de preservarnos de la miseria material e intelectual, con ética, justicia y equilibrio en el ejercicio del poder. Los políticos de nuestro ayuntamiento nunca deben caer en testaciones especulativas cuyas primeras víctimas son los árboles y los monumentos que nos unen como ciudadanos libres y constructores de nuestro destino. El homenaje a nuestros Mártires por la Libertad debe estar abierto a toda la sociedad almeriense: tomar la palabra en el ágora es siempre nuestro derecho y deber.

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