Acaba de salir una publicación editada por el Instituto de Estudios Almerienses: la Revista de Estudios Almerienses (REAL). Patrocinada por la Diputación, la nueva revista se puede leer por internet en la dirección www.iealmerienses.es.

Su director, Juan Alberto Cano, indica que desea aunar el rigor científico y la divulgación. En las páginas de su número inicial encontramos temas muy variados: el paso de Pérez Galdós por Almería en 1907; el estudio de conjuntos arquitectónicos; los nombres locales de las aves en Almería o la vicisitudes profesionales de las mujeres que trabajaron en la sanidad antes de la guerra civil, entre otros. El deseo de superar las estrecheces del marco académico y de fomentar la divulgación resultan evidentes en las cuidadas ilustraciones o en el relato sobre los archivos locales, ligado a la biografía de sus responsables, así como en las peripecias que nos cuentan Pérez Sánchez y Verdegay para conseguir el plano de Almería hecho por Guillamás a mediados del XIX o en la nota de Mónica Fernández sobre Miguel Naveros, al que siempre recordamos con afecto y aun nos parece ver trabajando sobre sus cuartillas en el café.

Sin duda, este tipo de publicaciones es muy apreciado por los estudiosos y por el círculo que se interesa por la historia de la ciudad. Con todo, para medir su verdadero valor, debemos tener en cuenta otros aspectos. Vivimos en una provincia en la que muchos de sus grandes proyectos duermen el sueño de los justos. Hay pocas iniciativas y ningún respaldo ciudadano. Y este es, quizás, el mayor problema al que debemos hacer frente. El almeriense vive instalado en la rutina del presente, con escaso interés por el pasado y por el futuro. Publicaciones como REAL son las que pueden contribuir a despertar esa mínima conciencia de pertenecer a un colectivo, el orgullo cívico que permite defender la igualdad y la mejora de las condiciones de vida de nuestros convecinos.

REAL o el IEA , con el soporte de la Diputación, realizan una labor imprescindible y deben ser aplaudidos. Pero esta ciudad debería mucho más aún a los políticos de cualquier administración que impulsaran un proyecto y llevaran estas investigaciones y el conocimiento de nuestro entorno a las escuelas, con un lenguaje sencillo y una estructura amena. Es ahí donde se da la batalla para que las futuras generaciones sean adictas a publicaciones como REAL.