Igualdades

Todos nos hemos equivocado. Si queremos un futuro mejor debemos darnos los unos a los otros una nueva oportunidad

La gran revolución de occidente en estos momentos es el feminismo. No hay nadie, ninguna persona o grupo social, ajeno a la reflexión sobre esto. Se ha convertido en la puerta para construir la sociedad del futuro. Pero yo creo preciso aclarar algunas cuestiones antes de tomar decisiones. Al igual que en la historia convivieron varias humanidades (homínidos distintos) también lo es que los procesos sociales se han dado en diferente sentido. Mientras que en occidente ha imperado un patriarcado muy cuestionable, en otras culturas se ha implantado un matriarcado que cometió los mismos errores que el patriarcado antes citado. Tanto en uno como en otro caso se dieron revueltas sociales que redundaron en la idea de género e igualdad. En un caso las víctimas fueron las mujeres y en otro los hombres. Es más, superadas las desigualdades se dieron ciclos donde los géneros compitieron por su supremacía como si fuera un bipartidismo. Como vemos todo lo que ocurre ya ha ocurrido antes por lo que dramatizar o radicalizar el presente no nos ayuda en nada. Por eso la historia nos sirve para discernir las confusiones. El feminismo actual es la gran revolución de nuestro occidente, una que considero muy justa y defendible. Pero ha perdido semejanza con el feminismo inicial de Mary Wollstonecraff (su inventora) que decía que la igualdad era una cuestión de educación y no de géneros, es decir: de personas. Nuestro feminismo se ha convertido en una ideología de género y en una lucha de clases (de personas distintas) alejada del concepto de dignidad personal. Y en eso se parece al patriarcado que era otro sistema de géneros y de personas distintas, donde tampoco existía la dignidad personal. Como en la antigüedad compiten dos formas de humanismo y como entonces el nuevo vencerá al anterior y después se creará una época de ciclos donde competirán ambos por el poder. Más o menos podemos anticiparnos. En el fondo seguimos siendo seres humanos. Pero yo me quedo con Wollstonecraff y con su interés por decir que éramos personas iguales en lo bueno y en lo malo y que si deseamos mejorar la historia lo único que podemos hacer es cooperar, es decir: trabajar en equipo. Odiarnos y crear una cultura del rencor no sirve para nada. Hay que admitir que todos nos hemos equivocado y que debemos darnos los unos a los otros una nueva oportunidad para crear un futuro menos previsible.

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