Utopías posibles

Imbroda y las familias, una relación fatal

Si algo no funciona en nueve meses, te damos un mes más, encima quitándote de tu tiempo de descanso

Imaginen ustedes que nos operan y tenemos que estar hospitalizados. Desde el primer mes se nos pone un tratamiento para la recuperación, que no parece dar buen resultado, y en el segundo mes se sigue aplicando el mismo. Y así el tercero, el cuarto… hasta nueve meses. La situación va empeorando, pero no se ha probado ningún nuevo tratamiento, ninguna alternativa, no nos ha visitado ningún otro especialista. Transcurridos los nueve meses, se nos ofrece la posibilidad de darnos el alta, o de continuar un mes más con el mismo tratamiento. ¿Ustedes qué harían? Si después de nueve meses no ha funcionado, ¿todo va a mejorar en un solo mes, haciendo lo mismo? Imaginen, además, que ese mes es a costa de perder vacaciones, tiempo de descanso y de disfrute. Peor aún.

Pues bien, justo eso es lo que ha sucedido con el plan de "refuerzo estival" planteado por nuestro reciente consejero de educación. Planteaba aquello de "si no quieres caldo, toma tres tazas". Si algo no funciona en nueve meses, te damos un mes más, encima quitándote de tu tiempo de descanso. Las familias, demostrando una gran sensatez, han mostrado abiertamente su rechazo, tanto a través de CODAPA (la principal confederación de AMPAs de Andalucía) como, sobre todo, con una escasísima matrículación. Y claro, el enfado del Consejero no se ha hecho esperar. Cuando uno deposita grandes esperanzas en una ocurrencia que casualmente tiene que ver con desviar fondos a la concertada, y montar actividades deportivas (no se sabe muy bien con quién), la decepción puede ser monumental. Pero no, Señor Imbroda, esta canasta no la ha metido, le han hecho un tapón.

Entre el despropósito estival y el enfado final, hay un episodio intermedio muy significativo. En una entrevista, indica nuestro consejero que "la labor de las familias termina en la puerta del colegio", y que su labor "es en casa". De este modo, da una patada a toda la investigación pedagógica que desde hace cien años afirma que la participación directa de las familias en la vida de la escuela mejora los resultados, el abandono y el absentismo. Cuanto más se implican las familias en el funcionamiento democrático del centro, y en actividades formativas en horario de mañana y de tarde, tanto mejor. Lea usted un poco, investigue, Señor Imbroda. Pero así no. No puede instalarse en el desencuentro. Va usted directo al banquillo, por acumulación de faltas personales.

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