La tapia con sifón

Impuestos saludables

El peligro no ha pasado, porque aún hay muchos que meten en el mismo saco el vino y los destilados

Suben los impuestos sobre tabaco, alcohol y bebidas azucaradas y casi todo el mundo está de acuerdo. El casi está ubicado mayormente en los medios de la "rive droite". Y es que cubatas y gin tonic subirán por partida doble: los licores y los refrescos con azúcar. Sus argumentos -aparte de ideologías ultraliberales- no son muy consistentes. He oído decir por la radio que el sector de la remolacha está que trina. Lo mismo podría haber dicho que está muy cabreado el sector de la "priva": fabricantes, distribuidores, tiendas, bares, falsificadores de licores y adolescentes asiduos al botellón (y a la UCI). Lo del tabaco apenas se critica, aunque podrían hacer demagogia diciendo que los que más fuman son los pobres (en las películas ya sólo fuman los malos, los negros y los latinos). Durante décadas, las tabaqueras han tenido engañada a buena parte de la opinión pública a fuerza de pagar estudios tendenciosos, pero ya todo el mundo asume que los fumadores le salen muy caros a la sanidad pública. Con el azúcar aun no se ha llegado a ese convencimiento popular, aunque en los medios científicos no quedan dudas de que genera obesidad, diabetes, daños cardiovasculares y digestivos... Una buena noticia es que el impuesto sobre el alcohol no va a afectar al vino ni a la cerveza. El peligro no ha pasado, porque aun hay muchos que meten en el mismo saco el vino y los destilados. No me importa ponerme pesado para recordar que si volviéramos al modo mediterráneo de consumir vino habría mucho menos alcoholismo: comer en familia con un poco de vino y tomar unos chatos con tapas con los amigos. A los niños nos daban una pizca de vino con agua a partir de los diez años o así.

Recordemos como, no hace tantos años, nos convencieron de que el aceite de oliva era malo para la salud y se arrancaron miles de olivos para plantar girasoles. Con el pan también han arremetido con fuerza, para que consumamos en su lugar cereales y bollería industriales. El aceite de oliva ha regresado con todas las bendiciones. Un estudio reciente sobre recalentamiento y oxidación de aceites demuestra que a 190º los más poliinsaturados -girasol, soja- generan más cantidad de aldehídos tóxicos y en menos tiempo. Todavía muchos insisten en que el de oliva es peor para freír.

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