Industrialización

España necesita una nueva industrialización para que la economía no marque el ritmo de la pandemia

Puede decirse que hay dos grandes argumentos respecto a la crisis económica de la pandemia. Por una parte los negacionistas que, basándose en razones de índoles diversas, aseveran innecesarias las medias sanitarias y un freno para la economía. Entre ellos se encuentran un nutrido grupo de empresarios que efectúan tal afirmación en base al tejido empresarial al que pertenecen y que sin duda se ve afectado por los estragos, en lo económico, del Covid-19. Obviamente nos referimos a empresarios y grupos de empresarios del sector servicios. Por otro lado están los consensualistas que entienden necesarias las medidas sanitarias y aceptan las consecuencias económicas amén de la integridad humana. El debate de fondo, estos días, al aumentar los contagios, es hacia donde se debe mover la balanza: si hacia una mayor restricción sanitaria en contra de la recuperación económica tras el confinamiento o hacia una libre regulación del mercado en menoscabo de la alerta sanitaria mundial. No obstante nadie se plantea el problema en otros términos: si España tiene o no una débil economía y si por eso surgen planteamientos como este. En efecto la tiene: muy débil. Si este fuera un país con una economía fuerte no sería necesario detener el ritmo económico en absoluto. Sirva de ejemplo otros países europeos. Pero, reflexionando un poco, ¿por qué es débil? Creo que nuestro país carece de sector secundario estructurado. A pesar de que históricamente ha sido uno de los grandes impulsores de la industria, nunca llegó a cuajarse como en otros países el tejido industrial. Precisamente por eso se hace urgente redirigir nuestra economía hacia la industria para hacernos autosuficientes y tener la capacidad de autoabastecernos. De esta manera dejaríamos de depender del turismo sujeto a altibajos. Nunca como ahora se hace tan necesaria la creación de nuevos planes de desarrollo basados en las ayudas y formación para reciclar la mano de obra del turismo hacia la industria. De ser así en unos años el turismo y la agricultura dejarían de ser las únicas vías de ingreso y otro sector secundario sería capaz de ponernos en una posición de autonomía financiera respecto a Europa y el mundo. España necesita otra industrialización. Etimológicamente la palabra crisis significa cambio pero también oportunidad. Nunca mejor que ahora debemos pensar en lo que significa oportunidad.

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