El medio y el ambiente

Informática y enseñanza 1986

Pero como siempre ocurre, todo llega. Y no sólo estamos ya instalados en ese futuro, lo hemos sobrepasado

Limpiando mi archivo personal, me he encontrado la documentación que usé para preparar una conferencia que pronuncié el año 86 en unas Jornadas sobre Informática y Enseñanza organizadas por el Colegio de Doctores y Licenciados del "Distrito Universitario de Granada"

Por esas fechas, mi amigo Armando Jiménez publicó en Ideal de Granada un artículo que denunciaba que aún estaban vigentes las manifestaciones hechas por Coombs en 1968, porque en el estudio publicado por el Ministerio de Educación y Ciencia en 1981 se defendía "la adaptación de la educación a las necesidades de nuestro tiempo".

Como colofón, decía Jiménez: "Hace falta una reconversión en profundidad y una nueva filosofía. Con parches y precipitaciones no se garantiza el rumbo a buen puerto."

También en esas fechas Kenneth Komoski decía, sobre el futuro de la educación, que "entre tecnología y educación se da una relación radical de dependencia." Y en relación con la comunicación pedagógica y el futuro, Pérez Iglesias decía que: "1.- el logro de una comunicación eficaz depende de las actitudes del educador. 2.- El gran objetivo de la educación, todavía hoy pendiente, es la formación de la interrelación humana."

Pero como siempre ocurre, todo llega. Y no sólo estamos ya instalados en ese futuro, sino que yo diría que lo hemos sobrepasado. En muchas ocasiones, olvidamos que la tecnología, de todo tipo, tiene una vertiente humana, porque la educación no es sólo un proceso de aprendizaje: es un proceso de descubrimiento personal.

Visto lo anterior, y pensando en los tiempos que corren, nos damos cuenta de que una vez más nos ha pillado el toro. Había problemas y actitudes de fondo, que se denunciaron (denunciamos) hace más de 30 años, que nos hemos esforzado en ignorar, y como consecuencia no sabemos qué efectividad tiene la enseñanza impartida con todas las herramientas a nuestro alcance, porque antes no hemos hecho, prácticamente, nada en esa actividad.

En los años de bonanza económica, la Administración regaló tablets a los niños, instaló pizarras digitales en las aulas, contrató internet en los colegios, institutos y no digamos en las universidades, pero a fin de cuentas, lo que se ha hecho en la práctica es poco más que poder ver las notas desde casa o colgar los apuntes de la asignatura. Y eso no es educación, ni enseñanza, ni adecuación de las personas al futuro que, curiosamente, ya es presente. Y ahora nos invade, aún más, la incertidumbre ante la famosa nueva normalidad, y así estamos: ¡en la cárcel y con miedo!

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