Ingenios

El Ingenio fue una cárcel franquista donde después de la guerra civil se practicó la represión

Conduzco entre las brumas de la ciudad atestada de tráfico cuando el frío ya ha devorado las estaciones y los cristales de los coches se empañan. Ya no llueve pero empieza a silbar ese viento helado que amenaza con destruir todos los veranos. En la radio se escuchan las noticias locales. Hoy, día so-lemne de el desentierro (prefiero desentierro a exhumación, si decimos en-tierro, sacarlo es desentierro) de Franco, se anuncia una manifestación de personas frente a la puerta del Ingenio. El Ingenio fue una fábrica antigua de Almería de la que sólo queda la portada, colocada ahora en un parque infan-til cercano a un barrio degradado. Los manifestantes hacen su manifestación frente a esta puerta, o portada, porque dicha fábrica también fue una cárcel, pero de eso hablaré más adelante. Después de aparcar el coche voy al kiosko a comprar el periódico y allí encuentro a Diego Martínez. Diego Martínez es un periodista que ha alcanzado fama internacional gracias a su colaboración de los jueves en el programa de radio de Jesús Herrera y charlamos sobre su programa ya que es hoy jueves cuando habla en antena. Dice que recibe correos a las cinco de la mañana diciéndole que están ansiosos porque em-piece su intervención. Luego tomo un café y en la mesa de detrás de mí se coloca un político de cuyo nombre no me acuerdo. Un político o creo que un ex político. Pide con voz triste un desayuno de persona corriente que ya no da titulares. El Ingenio fue una cárcel franquista donde después de la guerra civil se practicó la represión a los no afectos al régimen y por eso los mani-festantes expresan su recuerdo frente a lo que queda de esa fábrica o cárcel. Nadie dice, porque es de mal gusto, que antes de ser cárcel franquista fue cárcel republicana y la represión fue para con los no afectos al régimen re-publicano. Es más, mi bisabuelo estuvo en esa cárcel porque no era republi-cano, o tampoco dejaba de serlo, el caso es que era el secretario de un Ayun-tamiento y además poseía tierras, era, de alguna manera, adinerado. Los milicianos entraron en su casa, se llevaron todo lo que había de valor y fi-nalmente acabó en esta cárcel. Los manifestantes justificaran todas estas acciones usando el principio de que todo lo que hacían los partidarios de la República tenía su origen en el alzamiento o golpe de estado franquista. Ha llegado ya el frío y vuelve el típico ritual de cambio de armarios.

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