El siglo 14 empieza mal, Edward II, se casa con Isabelle de Francia, que tiene doce años, es hija del rey de Francia. Edward es bisexual, provoca a los barones con la elección de sus favoritos masculinos. En 1326 la reina y su amante Mortimer se apoderan del poder. En 1327 Edward II muere en prisión de un accidente fatal.

Isabelle continúa su regencia hasta 1330 cuando Edward III manda ejecutar a Mortimer y desplaza a su madre del poder. Considera que su madre es la legítima heredera de la corona de Francia y reivindica el trono Francés. En 1337 inicia La Guerra de Cien Años, es una guerra dinástica no internacional. El sentimiento nacional se despierta durante el final de la contienda gracias, sobretodo, a Jeanne D’Arc.

La batalla de Crecy 1346, Francia, es histórica, los Ingleses, en minoría de uno a tres, cambian la manera de hacer la guerra. En vez de la Caballería conquista, la Infantería ocupa, los Ingleses adoptan una táctica defensiva basada en el uso de los grandes arcos Galeses que lanzaban las flechas a mayor distancia que las ballestas y el uso de estacas contra la cuales se estrellaban los caballos. Lo mejor de la nobleza Francesa es decimada. Es el final de la caballería heroica. Los Ingleses repiten, con éxito, este sistema en las victorias importantes de (Poitiers 1356, Azincourt 1415). La aparición de Jeanne d’Arc, que en 1429 libera Orleans, inicia la recuperación de Francia, salvo Calais, que en 1558 lo perderá la hija de Henry VIII y Catarina de Aragón Mary Tudor, casada con Felipe II, llamada María la sanguinaria por su severa eliminación de los protestantes.

Edward III abandona a Edward El Confesor como patrón de Inglaterra, un rey pío, lo reemplaza por San George, un santo de leyenda, heroico, liberador, importado de Las Cruzadas. También crea la orden de La Jarretera, ambas iniciativas para estimular el espíritu combativo y heroico de la nobleza y embarcarlos en la Guerra de Cien Años.

El hijo de Edward III, Richard of Bordeaux, el Príncipe Negro, por el color de su armadura o de su alma, según las malas lenguas, enterrado en la catedral de Canterbury, ayuda a Pedro I, de Castilla, El Cruel, a ganar la batalla de Nájera, en su contienda con Enrique de Trastámara. Agradecido Pedro le regala un rubí grande que se encuentra incrustado en la corona que usan los reyes de Inglaterra para las ceremonias de mayor importancia: coronaciones, aperturas anuales del parlamento etc.

Cuando los Franceses liberan Bordeaux la población se rebela porque el mercado Inglés del vino desaparecía y era la ruina comercial.

To be continued.

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