Iniciación a Espinete

Espinete fue un personaje moralista que inspiró a los niños valores

La verdad es que siempre me sorprendió ese personaje de Barrio Sésamo, entre otras cosas porque estaba todo el día desnudo y se ponía un pijama para ir a dormir. Pero lo que más llamaba mi atención, la de un niño que era yo y de la EGB, eran las estremecedoras moralejas que surgían en cada episodio y que relataban nociones sobre el bien y el mal. Ciertamente Espinete era un moralista. Sus comentarios dejaban entrever en lo formal a la idea del Deber en Kant y en lo profundo a las máximas del cristianismo, y con esto me refiero a la cultura cristiana más que a la religión del mismo signo. Sirva de ejemplo como en una ocasión hizo referencia a todas esas veces en las que las personas nos quejabamos de los asaltos a nuestra identidad, por parte de los demás, pero sin pensar si nuestras acciones provocaban, o no, el mismo efecto en ellos. En cierta forma Espinete decía que todos pecabamos de inviolabilidad moral: considerabamos que nada de lo que hacíamos estaba mal ya que eran los demás los que siempre se equivocaban. La palabra que le faltó decir fue empatia. Años después al entender el concepto recordé el episodio. Uno de los legados que nos dejó Espinete fue el de la empatía precisamente; el hábito de ponernos siempre en el lugar de los demás para entenderlos. Sin esa práctica era imposible construir una sociedad que fuese capaz de proteger a todos sus miembros. Hoy día apenas hay empatía en el ámbito personal, laboral, etc. Nuestra sociedad, en crisis de valores, está perdida en el limbo: no hay modelos a seguir, patrones de comportamiento como los de Espinete, como los de nuestros padres o como los del catecismo (hasta para los que luego fuimos agnósticos). Sólo tenemos el individualismo y el hedonismo de muchos influencers y famosos que hacen caja en los realities. Entiendo que la política es otro reality. A fin de cuentas aquella moral espinetiana a los niños nos ayudó a entender la importancia de los demás; a saber que estos eran nuestros semejantes. Hizo de los de la EGB un puñado de seres con principios. De los que no veo hoy en las calles, o en los medios. La ausencia de empatia nos ha distanciado mucho los unos de los otros, nos ha dividido y hasta nos ha convertido en contrarios, en antagónicos, diríase en opuestos- como si fuéramos de otra especie-. La verdad es que necesitamos transmitir de nuevo a Espinete, su legado.

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