En momentos concretos, como lo es éste, en el que he estado pensando y pergeñando este escrito me doy cuenta de lo afortunado que he sido por tener a mi alcance tanta cultura humana y humanista, en la que lo fundamental era la persona y sus circunstancias, con permiso del Maestro Ortega. Digo esto porque mientras buscaba el trozo de la canción "El Salustiano" del entrañable, y nunca bien valorado, Carlos Cano, he recordado la efervescencia cultural de la Granada de esos momentos, que en realidad era consecuencia de su anterior vida, y causa de la que surgió para dar lugar a nuevos tiempos. Bueno, a lo que iba, dice Carlos, en la canción: "Hasta un pueblo d'Alemania ha llegao el Salustiano, con más de cuarenta años y de profesión el campo, pa buscarse l´habichuela y ahorrar algunos marcos y que pueda la parienta comprar algunos marranos. Yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola a esos gachós trajeados que viven de na. Que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban."

La canción pertenece al disco "a duras penas" publicado en el 76, y si las motivaciones del Salustiano para irse a Alemania son importantes e intemporales, en realidad, lo traigo a colación por el retrato tan exacto que hace de algunos intermediarios, no sólo de aquel momento, si no casi 50 años y dos generaciones de españoles, después. Lamentable, pero cierto. Queramos o no, esa es la historia de algunos-bastantes intermediarios famosos de nuestra España, y de los que quiero dejar claro que distingo perfectamente la figura del intermediario profesional en los negocios, que se decía antes, o en la empresa que se dice ahora. Como a fin de cuentas hacen un trabajo legal y productivo, ¡claro que tienen que cobrar! Distintos son los de "los chanchullos". Además, el intermediario profesional, serio y honesto, es aconsejable, casi siempre y, a veces, necesario. ¡Que se lo digan a los abogados en los pleitos civiles! de los que un amigo me decía que llegar al Juzgado era un fracaso del abogado de una de las partes del mismo. Aquí los que sobran, son "esos gachós trajeados que viven de na. Que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban." Para aclarar "sus trabajos" está la Justicia. Pero para "limpiar la era, también hace falta que el político cumpla tanto con la ética, como con la deontología profesionales, y además los partidos o cualquier otro tipo de organización, las tengan claras, y tengan claro que se les va a pedir su responsabilidad.

Los problemas, solos, no se solucionan. ¡A ver que hacemos!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios