Utopías posibles

Internet, vehículo para la manipulación

De vez en cuando nos conviene recordar que la seguridad en el uso de internet es fundamental. Esta llamada de atención no es solo para las organizaciones públicas y privadas, sino también para los usuarios particulares y viene bien recordarlo, sobre todo, en unas circunstancias tan especiales como las que estamos viviendo.

Como cada año, el Centro Criptológico Nacional (CCN) publica un informe relativo a las ciberamenazas en el que, entre otros asuntos, se repasan las tendencias en ciberseguridad observadas en el año en curso. En su edición publicada en septiembre del presente año, la pandemia está presente en varias partes del documento, porque esta situación ha sido aprovechada por elementos hostiles para incrementar los ciberataques y las acciones de influencia a través de internet.

Durante la pandemia, las infraestructuras digitales están prestando un servicio imprescindible a la sociedad, permitiendo la colaboración en la investigación y el trasvase de datos entre equipos en cualquier parte del mundo, el teletrabajo y también la comunicación y el ocio para millones de personas confinadas en sus casas durante semanas. Estas infraestructuras digitales son los cimientos de la nueva sociedad y ahora más que nunca se presentan como unas infraestructuras críticas y el soporte de servicios esenciales para la sociedad.

El desarrollo de esta infraestructura digital está marcado por los avances tecnológicos y el crecimiento constante de la población digital. Según datos de la ONU, de los más de 7.750 millones de personas que habitan el planeta en 2020, 5.192 millones disponen de un dispositivo móvil, 4.450 millones son ciudadanos digitales y 3.800 millones son usuarios de redes sociales. Y las cifras crecen cada año. En lo relativo a España, en enero de 2020 había 42,4 millones de usuarios de internet, más de 29 millones usan las redes sociales y el número de conexiones móviles son más de 54 millones. Los ciberataques crecen a un ritmo similar al del número de usuarios de internet. Los hay de muchos tipos y con distinta gravedad, pero hoy quiero destacar el incremento de las acciones que llevan a cabo algunos países en el ámbito de las operaciones de influencia, la

propaganda y la desinformación, donde las redes sociales se han convertido en un medio para orquestar campañas que tienen como objetivo manipular a la sociedad.

Según el informe del CCN, se han identificado hasta 70 países que llevan a cabo estas campañas, que afectan tanto a la población en general como a grupos específicos y suelen tener entre sus objetivos la generación de inseguridad en la población, el control o refuerzo de narrativas particulares y la generación de desconfianza en las instituciones.

Las actividades realizadas por estos países también tienen como objetivo influir en los procesos sociales y políticos en Europa, incluida España. Este tipo de acciones pretenden fundamentalmente desacreditar las instituciones democráticas a través de la polarización social y la generación de desconfianza en los medios de comunicación, en las instituciones públicas y en la soberanía del ciudadano. La pandemia actual también es un terreno fértil para lo que se ha llamado infodemia, la acumulación de demasiada información y también de desinformación, aprovechando el incremento del uso de las redes sociales y de medios de información en internet, debido a la preocupación global por la evolución y los efectos de la pandemia. En mi opinión, todos procuramos estar informados en momentos de crisis como estos, pero debemos saber que una situación como la actual genera un clima muy propicio para la actuación de actores, de dentro y fuera del país, interesados en generar un clima de frustración, desconfianza y desestabilización que sea favorable a sus intereses.

Desde luego que hay razones para sentir frustración y desconfianza, pero, así como en la lucha contra la pandemia, además de la actuación de las instituciones, hay una parte de responsabilidad individual que es fundamental, también lo es evitar que los que pretenden desinformarnos y manipularnos alcancen sus objetivos. Ser conscientes de ello es el primer paso para evitar que lo consigan.

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