La tapia con sifón

Jovellanos desbordado

Los fritos en general son buenos, crujientes, de color dorado claro y de aroma limpio

La calle dedicada al ilustrado Jovellanos -y antes al Santo Cristo-, tuvo durante muchos años como único puesto (lo de bar vino mucho después) la centenaria Casa Puga. Durante unos pocos lustros lo acompañó La Urcitana, que hacía honor a su nombre con una cocina muy almeriense y de notable calidad. Ahora, Jovellanos le disputa la primacía a la calle Real, que siempre fue una arteria ideal para un "circuito" a la antigua usanza: chato/tapa y paso a la barra siguiente. Hasta once bares y puestos llegó a contener, desde La Marina a La Urcitana, con lo que el recorrido tenía paseos intermedios para orearse entre chato y chato.

La ribera de Jovellanos alberga hoy quince locales, incluyendo los de su cuenca "vinográfica": calles de Marín, Real y del Arco. El decimoquinto ha venido a ocupar el último local libre, si exceptuamos el convento de Las Claras, aunque todo se andará. Precisamente es el local donde estuvo La Urcitana, en la esquina de Jovellanos con Marín,. Hora es de decir que se trata de la taberna Nuestra Tierra, que estaba unos metros más abajo. Como está muy bien considerada por el público y tiene varios premios por sus tapas, no necesito abundar en los elogios, que podrían considerase poco objetivos porque Moisés y David hayan sido alumnos míos en la diplomatura de Turismo. Pero el hecho es que hacen honor al nombre de su local: usan muy mayoritariamente productos almerienses y los cocinan con recetas tradicionales bien actualizadas. Ahora, con una cocina mucho más grande y bien equipada, han añadido a sus conocidas tapas de todas las comarcas almerienses, unas cuantas más modernas, con productos de alto nivel como el jamón 5J de Sánchez Romero Carvajal, la gamba roja de Almería, el pulpo seco de Adra o la ternera de Valle del Esla. Los huevos camperos se fríen en aceite virgen extra, ambos de aquí. Los fritos en general son buenos, crujientes, de color dorado claro y de aroma limpio. Destacan entre tanta grasa infame y requemada como se huele por ahí.

En el local que han dejado libre acaba de abrir "Jovellanos 16", que aun no he tenido tiempo de probar. Y es inminente la apertura del bar (o lo que sea) nº dieciséis de la "ribera", en la calle de Marín, pared con pared con La Encina. Seguiremos informando.

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